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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La hora de los daños y perjuicios

El ascensor de la oficina, el asfalto de la calle y hasta la cámara con que se ha grabado el programa de televisión más visto han costado probablemente hasta un 50% más de lo que deberían. ¿A quién? En algunos casos, a la empresa que realizó la obra o prestó el servicio. En otros, a la Administración pública que lo financió. En todos, a los ciudadanos, en su condición de clientes o contribuyentes. ¿Por qué ese sobrecoste? Porque en una gran parte de los sectores industriales europeos, según revelan las sucesivas investigaciones de la Comisión Europea, los fabricantes llevan hasta decenas de años poniéndose de acuerdo para repartirse el mercado y eludir la competencia, subir los precios artificialmente y no competir en las adjudicaciones de contratos.

La comisaria de Competencia, Neelie Kroes, ha convertido, con buen criterio, la lucha contra este tipo de prácticas ilegales en máxima prioridad de su mandato. Y está cumpliendo su amenaza.

En 2006, impuso multas por un valor de 1.846 millones de euros, la cifra más alta en un solo año en la historia de la política comunitaria de competencia. Este año, en sólo tres meses, el castigo se eleva ya a 1.743 millones de euros, y Kroes ha batido tanto el récord de la mayor multa colectiva (904 millones al cartel de fabricantes de ascensores) como individual (479 millones a ThyssenKrupp por ese mismo cartel).

La comisaria ya ha advertido que continuará su combate. Pero lo más novedoso es que, consciente de que las multas pueden no bastar para disuadir a las empresas de jugar sucio, ayer reiteró en el Parlamento Europeo su voluntad de impulsar los litigios privados, para que quienes se sienta perjudicados por un cartel puedan reclamar judicialmente daños y perjuicios. 'Igual que se ha aceptado el principio de que quien contamina, paga, debemos aceptar y facilitar el principio de quien infringe las normas de competencia, también paga'. La iniciativa de Kroes puede ser una tentación para ventajistas que quieran sacar tajada, pero eso tiene que preocupar a quien no pacte los precios. Aún así, se debe afinar al máximo. Si se hace así, permitirá a empresas, particulares y Administraciones recuperar parte del daño causado por los carteles, una de las mayores lacras de la economía europea.

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