El buen hacer de los gestores de fondos
El pasado ejercicio 2006 puede calificarse de excepcional para los mercados financieros y para las carteras de los fondos de inversión. La subida de las Bolsas ha repercutido directamente en la rentabilidad de las instituciones de inversión colectiva, con mayor intensidad en aquéllas compuestas por una mayor proporción de renta variable.
La semana pasada, este diario premió, junto con Lipper, a aquellos fondos y grupos que mejor lo han hecho, de una manera sostenida, durante los últimos tres años, periodo lo suficientemente amplio para determinar si el buen hacer del gestor es o no flor de un día. Durante la entrega de los premios tomó la palabra Gabriel Burstein, director global de análisis de Lipper, quien hizo un pequeño análisis de lo acontecido el año pasado en el mundo de los fondos de inversión. Comentaba Burstein que ha resultado difícil determinar qué parte de las rentabilidades ha sido fruto de la habilidad de los gestores y cuál producto de la subida generalizada del mercado. 'Se ha producido más captura de beta que creación de alfa', comentaba. El alfa y la beta son dos términos que están calando poco a poco entre los inversores. Por alfa se entiende el valor añadido que aporta un gestor a la cartera, mientras que la beta es la rentabilidad obtenida por su exposición al mercado.
Irónicamente, la rentabilidades cosechadas el año pasado fueron motivadas más por el mercado que por las habilidades de los gestores. El asunto es irónico porque el alfa es un término que está de moda. Entre la llegada a España de fondos de inversión libre -cuya búsqueda de rentabilidades al margen del mercado los convierte en lo máximos exponentes del alfa- y el lanzamiento de fondos de inversión que aplican las estrategias de gestión de los hedge funds, las rentabilidades absolutas se han convertido en objeto de deseo de los inversores.
Es cuestión de tiempo conocer a los verdaderos generadores de alfa. Basta con que el mercado se dé la vuelta.