Balance del mercado de trabajo
Según las estimaciones de la Encuesta de Población Activa (EPA), el empleo ha aumentado en 2006, en términos de media anual, en 774.400 personas, el 4,1% en tasa de variación anual. Este avance -que se confirma con el aumento de las afiliaciones a la Seguridad Social, el 4,3% en 2006, aunque es inferior en siete décimas al de 2005, si se corrigen los datos de ese año de los sesgos al alza derivados de los cambios en el cuestionario y la forma de entrevista de la EPA que se introdujeron en el primer trimestre- sigue siendo muy elevado si se compara con el ritmo de crecimiento del PIB real (estimado para 2006 en el 3,8%). Considerando únicamente el empleo a jornada completa estimado por la EPA, el ritmo de aumento de 2006 se elevaría hasta el 4,6%.
Por su parte, como la población activa ha crecido a un ritmo notablemente menor que el empleo, el 3,3% para el conjunto de 2006, el paro ha descendido en dicho año en casi 80.000 personas en media anual, equivalente al -3,9%, ritmo de descanso que es más intenso que el que muestran los datos del paro registrado en las oficinas públicas de empleo, el -1,5%. Como consecuencia de esta evolución, la tasa de paro desciende desde el 9,2% en 2005 hasta el 8,5% en 2006, la tasa más baja desde 1979.
En cuanto a la tasa de temporalidad, porcentaje del empleo asalariado con contrato temporal, su valor en 2006, el 34%, supera en siete décimas al del año precedente. Ahora bien, este aumento se debe a la evolución creciente del primer semestre, ya que a lo largo del segundo semestre, concretamente en el cuarto trimestre, la tasa de temporalidad ha descendido.
Ya en el tercer trimestre de 2006, periodo coincidente con la temporada veraniega de carácter claramente estacional a favor de la contratación temporal, el aumento de la temporalidad en dos décimas (que se convierte en un descenso de cuatro décimas si se desestacionaliza) fue muy inferior al de los dos años anteriores (1,1 y un punto porcentual de aumento, respectivamente, en 2005 y 2004).
Este comportamiento fue todavía más favorable en el cuarto trimestre del pasado año, al reducirse en cuatro décimas, el descenso más elevado en un cuarto trimestre desde 1998, como consecuencia de que, dentro de los asalariados, aumentaron en el trimestre respecto al precedente los indefinidos en casi 200.000, mientras que los temporales descendieron en casi 100.000. Este distinto comportamiento de los contratos indefinidos y los temporales provoca que el empleo de los primeros se acelere en tres décimas (del 3,6% en tasa de variación interanual al 3,9%) y el de los segundos se desacelere en cuatro décimas (del 4,5% al 4,1%), por lo que la diferencia entre las tasas de variación de los contratos temporales e indefinidos, en favor de las primeras, se reduce notablemente respecto a periodos anteriores, situándose en sólo dos décimas, cuando un año antes ascendía a cuatro puntos porcentuales.
Esta evolución favorable de la tasa de temporalidad en el segundo semestre del año, en contraste con la evolución desfavorable del primero, es significativa de los resultados del plan extraordinario de conversión de contratos temporales en indefinidos, vigente entre el 1 de julio y el 31 de diciembre de 2006, que ha provocado que el porcentaje de los contratos indefinidos respecto del total de los registrados en las oficinas públicas de empleo aumente desde el 9,2% en junio hasta el 17% en diciembre del pasado año (véase el balance de la contratación indefinida del segundo semestre de 2006 en el artículo del autor en Cinco Días del pasado 25 de enero).
En resumen, el balance del pasado año del mercado de trabajo ha sido favorable, sobre todo si se tiene en cuenta el aumento del empleo y el descenso de la tasa de paro, la más baja de los últimos 28 años. El aspecto menos positivo de dicho mercado sigue siendo el de la tasa de temporalidad, todavía elevada. Ahora bien, la reducción de dicha tasa que se produce en el segundo semestre debido al plan extraordinario de conversiones de contratos temporales en indefinidos, unido a los mecanismos introducidos en la reforma laboral acordada entre el Gobierno y los interlocutores sociales en mayo del pasado año, con la finalidad de favorecer la contratación indefinida y limitar el encadenamiento abusivo de la temporal (artículo del 3 y 4 de junio de 2006), permite esperar que el descenso de la tasa de temporalidad se mantenga en los próximos trimestres.
José Ignacio Pérez Infante. Profesor asociado de Mercado de Trabajo en España de la Universidad Carlos III