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Tribuna
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Comparación e implicaciones de la deuda en España

El endeudamiento relativo está en España por debajo del que se registra en países como EE UU, Reino Unido y Holanda, pero ha crecido con rapidez y pérdida de competitividad, expresada en el ínfimo crecimiento de la renta per cápita y en el déficit exterior. El autor opina que no es descartable un frenazo brusco.

La OCDE, en su Economic Outlook del mes de diciembre, dedica un apartado al endeudamiento de las familias comparándolo con la deuda y el patrimonio. Según los datos, la posición relativa española está en la media de los 15 países de la OCDE analizados, aunque el crédito vivo crece con vigor y los últimos datos son de 2005 y alguno de 2004. Así, para el endeudamiento de las familias en porcentaje del PIB, 10 países presentan más deuda y cuatro menos. Como el dato de España es de 2004 y los otros de 2005, es posible que el mayor dinamismo del crédito español haya llevado a rebasar a dos o tres países cercanos, con lo que en estos momentos estaría en el centro de la escala. El porcentaje de la deuda hipotecaria respecto al total de deuda estaría también en el mismo entorno medio, cerca del 70% del PIB.

La deuda media es un 142,53% del ingreso disponible anual, mientras que en España (recuérdese que las cifras son de 2005 y un año menos en España) sería el 107% con cifras inferiores en Italia, Finlandia y Francia, e igualada por Alemania.

El patrimonio neto medio es 4,65 veces la deuda, para España es 8,74, cifra sólo superada por Italia y Francia. Si se compara el valor del patrimonio bruto con la renta disponible, con cifras homogéneas de 2005, la posición más alta es la de España, donde está 10 veces por encima de la deuda, gracias a la revalorización de la vivienda.

Estas cifras indican un bajo apalancamiento de las familias y parecen dar solvencia a los créditos con que se financia la compra de vivienda. La situación real es menos halagüeña de lo que parecen indicar estos datos ya que hay enormes diferencias según la edad de los acreditados, de tal manera que para las personas de menos de 30 años la deuda triplica el ingreso medio per cápita de la nación, mientras que el grupo entre 65 y 74 está en el 57%. Si se considera que en los jóvenes la renta suele ser menor que la media y en los séniors está por encima, el servicio de la deuda muestra diferencias grandes y relevantes.

A pesar de que el coste real del crédito es bajo, la porción de renta familiar dedicada al servicio de la deuda en España es la más alta (15% de los ingresos en 2005), no obstante la tasa de morosidad está en cifras como las finlandesas, sólo superiores a las de Australia y Nueva Zelanda. Queda por conocer la proporción que representan los acreditados jóvenes respecto al total, probablemente alta, y la que corresponde a los de mayor edad, que suele ser baja ya que han acabado de pagar su hipoteca y están en la fase de mayores ingresos de su vida laboral.

Si persiste la fortaleza del euro y el aumento en los tipos de interés, un primer efecto se notará en el crecimiento económico, que será menor pues bajará el beneficio de las empresas y, con él, la inversión, al tiempo que la renta disponible (tras el pago de las hipotecas) de las familias, especialmente de los jóvenes, que son los de mayor propensión al gasto, bajará y éstas recompondrán sus pautas de consumo atendiendo más a productos importados, abaratados por la apreciación del euro.

Un segundo efecto en el beneficio derivará de que la menor demanda lo reducirá aún más porque el coste fijo se distribuirá entre menos ventas a costa del margen.

El tercer impacto se dará en la morosidad, en la puesta en el mercado de viviendas impagadas y en la reducción del valor de los activos, lo que reiniciará un nuevo bucle que podría frenar el crecimiento.

Lo más probable es que el valor de las viviendas se vea poco afectado, al menos el nominal, puesto que la demanda sigue siendo fuerte y el crecimiento de la población prosigue. El boom inmobiliario se ha notado más en la vivienda cara y la media alta y en la segunda residencia que en el resto, por lo que la necesidad de alojamiento persiste, sobre todo para quienes acaban de obtener su primer empleo y los emigrantes, a quienes, por otra parte, debido a su poca antigüedad, se puede despedir sin costes muy gravosos. En sentido contrario actuará la demanda generada por los extranjeros que utilizarán sus segundas residencias, las cederán o alquilarán con el efecto de mantener una cierta demanda turística durante temporadas más largas.

España lleva unos 14 años de crecimiento con creación de empleo y con estabilidad presupuestaria del sector público. El endeudamiento relativo está por debajo del que se registra en países importantes como Estados Unidos, Reino Unido y Holanda, pero ha crecido con rapidez y con pérdida de competitividad expresada en el ínfimo crecimiento de la renta per cápita y el déficit exterior, por lo que no es descartable un frenazo brusco. Así, es conveniente tomar medidas como adecuar del gasto público al crecimiento del PIB real, asignar el excedente a reducir deuda externa, mejorar la atención a la calidad del crédito, aumentar la eficiencia en las Administraciones públicas y medidas de fondo que permitan recuperar la competitividad perdida.

Joaquín Trigo. Director ejecutivo de Fomento del Trabajo Nacional

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