El que no arriesga no gana
Resulta que a pesar de la avalancha de operaciones de fusión y adquisición de los últimos tiempos las empresas europeas muestran en la actualidad una salud inmejorable en sus balances. Las ratios que miden el nivel de endeudamiento de las empresas se encuentra por debajo de la media de los últimos años. Precisamente, además, en un momento en que el coste del crédito está también por los suelos. Subiendo, pero barato todavía. Es decir, que en los últimos años ha sido más barato que nunca endeudarse para crecer, pero las empresas no lo han hecho. La foto fija muestra balances saneados y crecimientos de beneficios que rondan el 15% anual.
Contaba Citigroup la semana pasada en un informe que las empresas han evitado endeudarse porque el crecimiento de los ingresos y de los márgenes ha sido suficiente en los últimos años como para elevar la rentabilidad de las empresas y tirar al alza del precio de las cotizaciones.
Pero el ciclo avanza, inexorable. El consenso del mercado percibe menores ingresos, estrechamiento de márgenes y un más que previsible crecimiento menor del beneficio neto. 'Quizás es ahora cuando los consejos de las compañías se vean forzados a elevar el apalancamiento para mantener el ritmo de crecimiento de beneficios', apuntaban desde Citigroup.
No hace tanto que las empresas mejor valoradas eran las que tenían fuertes perspectivas de crecimiento a pesar incluso de que ello requiriera fuertes inversiones y endeudamiento. Pero hace menos todavía que aquellas empresas cayeron en desgracia y tuvieron que soltar lastre y sanear por vía de urgencia.
Ahora, en un justo término medio, se valoran, cómo no, los balances limpios y con lustre. Pero los analistas son receptivos, también, a un cierto nivel de deuda acometido para afrontar proyectos. Al fin y al cabo, el que no arriesga, no gana. Y eso tarde o temprano lo percibe el mercado.