Lecciones de una guerra de opas
El proceso de opas sobre Endesa ha entrado por fin en la fase decisiva. El protagonismo en este enrevesado episodio que pasará con letra gruesa a los anales de la historia económica de España pasa a manos de los inversores. Diecisiete meses después de que Gas Natural presentara su oferta, Eon ha realizado su contraoferta definitiva, a 38,75 euros por acción, para adquirir la primera eléctrica española, es decir, un precio muy superior al contenido en la primera oferta de su rival.
Ahora las únicas incertidumbres, salvo extraordinaria sorpresa, son meramente financieras, estoicamente ligadas al proceso ordinario de opa, léase que los dueños de la eléctrica decidan o no vender sus acciones al precio ofrecido o que levanten o no los blindajes estatutarios. Para llegar hasta esta fase, algo que en otras pujas viene condicionado únicamente por la labor de supervisión de la CNMV, se han vivido todo tipo de avatares y sobresaltos. Desde las múltiples interferencias políticas a la judicialización del asunto, que incluso ha llegado a una corte de Nueva York. La oferta de Gas Natural, que contaba con el beneplácito del Gobierno, coincidió con la negociación del Estatuto catalán. Un error de los promotores de la oferta del que el Partido Popular decidió sacar partido orquestando una campaña sensacionalista teñida de un rancio anticatalanismo.
El equipo directivo de Endesa, especialmente su presidente Manuel Pizarro, que sale victorioso de esta batalla, encabezó una feroz oposición a la oferta de Gas Natural alegando que el precio ofrecido era muy bajo y que la eléctrica debía seguir siendo una empresa independiente. Y la cúpula de Endesa ha hecho todo lo posible para desbaratar la oferta de la firma catalana, buscando un caballero blanco para hacer frente a la opa: la alemana Eon.
Con todo, éste parece ser el momento ideal para sacar algunas conclusiones del año largo de pelea. Por ejemplo, que el Gobierno se ha dejado muchos pelos en la gatera. Un Ejecutivo que fue condescendiente con la oferta catalana y que, después, se afanó en poner una batería de obstáculos a Eon que finalmente tuvo que levantar como resultado del duro enfrentamiento vivido con la Comisión Europea.
A su vez, la ampliación ad hoc de las competencias de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) en busca de la herramienta para frenar a los alemanes y la retirada final de casi todas las condiciones que esta institución estableció para aprobar la oferta han dejado bajo mínimos el prestigio del organismo.
De la actuación del regulador bursátil, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), cabe resaltar algunos, no demasiados, errores. Ciertas declaraciones fuera de tono de su presidente, Manuel Conthe, al inicio de las ofertas y poca claridad al explicar al mercado, al pequeño inversor, el procedimiento a seguir tras la retirada de la opa de Gas Natural. Otro elemento destacable a la hora de repasar lo acaecido durante estos últimos meses ha sido el uso de los tribunales en la estrategia de ambas partes, una práctica muy habitual en otras latitudes, pero poco utilizada en España, al menos hasta que entró en liza esta pelea sin cuartel.