EE UU investigará a Repsol y Shell por su acuerdo en Irán
Shell y Repsol han tocado la fibra más sensible de Washington, Irán, en el momento menos oportuno. El día 27, las petroleras firmaron un contrato preliminar para explotar un yacimiento de gas natural en el sur del país. El Gobierno de EE UU investigará si este pacto viola las leyes americanas y ha lugar a sanciones.
La decisión final de inversión en el proyecto Persian LNG, vinculado a este yacimiento en South Pars, no se tomará hasta el año que viene aunque Shell y Repsol firmaron el acuerdo de colaboración en 2004. La española afirmó la semana pasada, antes de cerrar el acuerdo, que preveía invertir 4.340 millones de dólares (3.348 millones de euros) aunque la petrolera estatal iraní NIOC, cifra las inversiones totales en cerca de 6.000 millones.
Estas cifras han puesto el proyecto bajo el sensibilizado radar político de Washington y desde el departamento de Estado, el portavoz, Sean McCormack, explicaba que cuando una 'inversión pasa de una cierta cantidad, según la ley americana, entonces nuestros abogados, y los legisladores la revisarán para decidir si hay otros pasos que el Gobierno deba tomar'.
La ley a la que se refiere McCormack es muy dura ya que prohíbe a las empresas llevar a cabo negocios con Irán cuando la cuantía pase de 20 millones de dólares anuales. El portavoz de Condoleezza Rice dijo que en este caso era seguro que el Gobierno 'revisará este acuerdo en particular'. McCormack no quiso especular sobre qué consecuencias podría tener la investigación sobre las petroleras aunque ambas tienen operaciones en EE UU que podrían verse afectadas. Pese a la dureza de la ley otras compañías, alrededor de 20, como la francesa Total o la noruega Norsk Hydro, tienen operaciones en este país de Oriente Medio sin que se haya disparado este mecanismo de vigilancia.
Pero ahora los tiempos son distintos. El programa nuclear de Irán además de sus relaciones con el chiismo iraquí han puesto a Teherán en el punto de mira de la diplomacia económica de Washington. Desde EE UU se ha presionado a la banca internacional para que se restrinjan las transacciones con este país y se quiere convencer a las autoridades europeas para que se bloqueen algunas operaciones y exportaciones a Irán además de que se congelen activos. El objetivo es el bloqueo económico al gobierno de Mahmoud Ahmadinejad.
Un Congreso en extrema vigilancia
La mayoría demócrata en el Congreso quiere que en vez de la alternativa militar, las sanciones y la vigilancia sean las protagonistas en la ofensiva contra el régimen de Irán por lo que se espera una renovada dureza contra las empresas con intereses en este país. El congreso es muy poderoso en este sentido y los demócratas, ya forzaron el año pasado que por motivos de seguridad Dubai Ports International, una empresa semiestatal del emirato, se hiciera con la gestión de varios puertos de EE UU. Ahora ya han dicho que están dispuestos a aplicar las leyes de sanciones a Irán y los republicanos en el Senado han respondido con el compromiso de endurecer las ya existentes. Para empezar, el Congreso ya ha pedido al Departamento de Estado que investigue un acuerdo de la petrolera iraní, NIOC con una compañía china.