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Comisión Europea

Bruselas castiga un cártel de componentes eléctricos con una multa de 750 millones

La Comisión Europea impuso ayer una multa de 750 millones de euros a ocho de las mayores multinacionales del planeta por repartirse durante tres lustros el mercado europeo de un componente fundamental para la red eléctrica.

La enorme sanción contra Siemens, Mitsubishi, Toshiba, Alstom, Areva, Hitachi, Schneider y Fuji se aproxima a la que castigó en 2001 al llamado cartel de las vitaminas (855 millones, luego reducida por el Tribunal europeo a 790) y se convierte en la segunda mayor impuesta contra un cartel por la Comisión Europea. Incluso, según la dirección general de Competencia de la CE, puede aspirar al primer puesto del ranking porque, a diferencia del caso de los medicamentos, esta vez el contubernio afectaba a un sólo producto.

Se trata de un componente eléctrico conocido en los ambientes técnicos por sus siglas en inglés GIS (Gas Insulated Switchgear) o subestaciones de alta tensión aisladas en gas. El reducido tamaño de esta instalación las convierte en la solución más idónea para el despliegue de la red eléctrica en las zonas densamente pobladas.

Durante más de 16 años, según la Comisión, las empresas energéticas y los organismos públicos han convocado concursos y subastas con la intención de adquirir los mejores GIS a los precios más bajos. Algunos de los convocantes, probablemente, llegaron a creer que el esfuerzo merecía la pena.

Nada más lejos de la realidad, según concluye la CE tras dos años de investigaciones y 25.000 páginas de documentación incautadas. Al menos desde 1988, los principales fabricantes del sector habían alcanzado un acuerdo escrito para concertar sus ofertas y garantizar que cada uno obtenía su cuota correspondiente de adjudicaciones a un precio mínimo pactado de antemano. 'El cartel ha engañado durante 16 años a las compañías y a los consumidores', lamentó ayer la comisaria europea de Competencia, Neelie Kroes.

El acuerdo incluía el compromiso de las empresas japonesas de no comercializar sus productos en Europa, cortesía correspondida en el país del sol naciente por los fabricantes europeos.

El eje franco-alemán del sector, Siemens y Alstom, fueron los principales instigadores de la trama, razón por la que han visto incrementada su multa en un 50% hasta 396 y 65 millones de euros, respectivamente.

El conglomerado nuclear francés Areva sólo participó durante cuatro meses en los acuerdos ilegales, pero aún así su multa asciende a 53 millones porque adquirió una parte de Alstom tras la quiebra de esta empresa.

Como siempre ocurre con estos expedientes, la empresa más afortunada ha sido la primera que dio el chivatazo en Bruselas. El honor esta vez ha correspondido a ABB, cuya colaboración le ha librado de una sanción de 215 millones de euros.

El ahorro ha sido considerable porque su multa se había incrementado en un 50% para castigar la reincidencia de la empresa sueco-helvética en este tipo de acuerdos ilegales.

'Prohibido enviar correos electrónicos desde casa'

Los carteles empresariales también se modernizan. Las compañías multadas ayer conspiraban ya en gran parte desde el anonimato de algún cibercafé concurrido. La organización de la red, describe la trama la CE, prohibía a sus miembros 'acceder al correo electrónico desde el ordenador del domicilio particular o desde cualquier otro que pudiera ser fácilmente identificable'. Los implicados, además, 'utilizaban nombres en clave para las compañías y la comunicación entre ellos se basaba en correos electrónicos anónimos y encriptados'. La guinda final era menos virtual: se reunían para preparar las ofertas absurdas que perderían en los concursos de adjudicación de subestaciones de alta tensión aisladas con gas. Y, probablemente, para reírse de los convocantes.

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