Calidez en Chocolates Valor
Huele a chocolate en el despacho de Pedro López. No es nada extraño porque este ejecutivo dirige Chocolates Valor, que este año celebra su 125 aniversario. Se trata de una empresa familiar, ubicada en Villajoyosa (Alicante), en la que trabaja ya la cuarta y la quinta generación de la familia de Valeriano López, el fundador. Dicen que el chocolate reconforta y proporciona placer y que es el mejor antídoto contra el mal humor. Algo de verdad debe haber en todo ello porque Pedro López, de 44 años, da la sensación de ser una persona feliz y satisfecha. Asegura que el secreto no es otro que tener pasión por el producto y aplicar grandes dosis de ilusión por la empresa, del que se ha empapado desde que era pequeño. 'Tengo la suerte de que mi familia ha llevado siempre a casa tanto las alegrías como los sinsabores, algo que me ha sido de utilidad para entender la compañía'.
Lo cierto es que este ejecutivo sabe muy bien que se dedica a un negocio en el que juega con ventaja, 'porque el chocolate es un muy agradecido, está muy bien visto socialmente'. Aunque ahora es él quien lleva la gestión de la compañía, sigue contando con el respaldo de su padre, de 87 años, que no pasa un día sin visitar la fábrica donde se elaboran las tabletas, el chocolate a la taza y los bombones de Valor. 'Mi padre ha sabido transmitirme la alegría, el espíritu y los valores de la compañía'. Y eso que Pedro López, en un principio, se debatió entre el chocolate y la arquitectura, ya que de pequeño le gustaba jugar con el lego. Pero decidió estudiar Empresariales, adquirir experiencia en una empresa británica de helados y de repostería, y continuar con la tradición familiar.
También reconoce que gestionar una compañía como Valor no es fácil y hay que hacerlo en un tono amable y a base de muchas elecciones, como lo que él denomina 'kilitis', que no es otra cosa que renunciar a mercados de más volumen o desarrollar nuevas marcas. 'Para que una empresa sobreviva, hay que tener claro el rumbo que se quiere seguir, y muchas veces es un error querer abarcar muchos negocios diferentes'. En Valor siempre han seguido unos principios empresariales con el fin de cuidar la marca, pero sobre todo a las más de 200 personas que forman la plantilla, 'y que componen la esencia de esta familia'.
'Hay que tener claro el rumbo que se quiere seguir. Es un error abarcar mucho'
La compañía cuenta con una red de 27 chocolaterías, cinco de ellas franquiciadas, repartidas por toda España. Exporta, además, a 27 países, principalmente a Estados Unidos. La compañía ha facturado en el presente ejercicio 75 millones de euros, y su plan estratégico para los próximos años se basa en el afianzamiento, en la 'ilusión de seguir haciéndola crecer, pero a la vez disfrutarla'.
Pedro López trabaja en un amplio despacho funcional, cuyos ventanales dan a una huerto de naranjos. Y sobre la mesa de reuniones siempre tiene una caja de bombones o tabletas de chocolate preparadas para picar. Cree que su primera obligación como directivo debe ser atraer y motivar a sus profesionales. 'Y esto se consigue estando cerca de la gente. Porque lo verdaderamente importante es que todos se sientan parte de la compañía, pero de corazón'. Para ello, prosigue López, se requiere tener un proyecto firme e ilusión por el futuro. 'Se compite con las grandes multinacionales poniéndole pasión, pero sobre todo sabiendo diferenciarte del resto'. En ese afán por ser distintos, López asegura que siempre ha procurado ceder el máximo protagonismo al equipo directivo de la compañía. 'He apostado por la transparencia y me gusta que no sólo yo disfrute de la empresa, sino todos los que trabajan en ella'.
También le dedica tiempo a la formación continua. Cada cuatro o cinco años realiza un curso de posgrado, con el fin de actualizar conocimientos. 'Las técnicas de gestión avanzan y es conveniente refrescar lo que ya se sabe, además se convive con perfiles muy diferentes que te enriquecen'.
A pesar de que sus jornadas laborales son continuas, 'nunca se descansa', asegura que tiene la suerte de que familia y negocio van unidos.
Una piedra antigua para moler el cacao
Todo lo que rodea a Pedro López está relacionado con el chocolate. En su despacho, como uno de sus objetos más preciados, tiene un rodillo de piedra, donde primitivamente se molía y refinaba la pasta de cacao. La misma piedra, a tamaño mayor, se exhibe en el Museo del Chocolate, un lugar que alberga una valiosa muestra de maquinarias, utensilios, objetos y documentos relacionados con la historia del chocolate y su proceso de producción. Pero volviendo a su despacho, en las estanterías tiene libros sobre la historia y las recetas de este producto y del cacao, que ellos compran a Ecuador, Ghana y Panamá.Muy próxima a su mesa tiene una fotografía de la visita que realizaron la pasada primavera a las instalaciones de Valor los príncipes de Asturias. En la pared, y para que nada desentone, exhibe unas pinturas sobre el cacao, obra del pintor Pascual Gómez, que le regaló un proveedor valenciano. Este ejecutivo reconoce que tiene la manía de guardar cosas, y eso hace que muchas veces tenga que hacer limpieza a fondo. Después de esta declaración, reconoce que no es ordenado. Cuando no trabaja a López le gusta jugar al tenis, pintar y escribir. 'Siempre quise ser periodista'.