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Revista de prensa

Apostar por Rusia sigue suponiendo un riesgo

Aunque Rusia ha abandonado el modelo fallido del comunismo, hay señales de que al presidente Vladimir Putin le gusta la política soviética de autodependencia. El trato ruso con Royal Dutch Shell sugiere que Putin opera una versión actualizada de la política de Stalin: se podría llamar el capitalismo interno (...).

La decisión de Shell de inclinarse ante la presión del Kremlin y ceder el control del proyecto Skhalin-2 supone un hito, pero también un paso hacia atrás en el desarrollo de la economía rusa (...). La putinanización de Shell refuerza el sentimiento de que Rusia es una apuesta arriesgada (...).

Ninguna empresa, en Rusia o en otra parte, tiene suficiente experiencia técnica y de gestión para construir sola la infraestructura requerida para gestionar una economía moderna, sin hablar de hacer frente a la demanda mundial de exportaciones energéticas rusas. Los rusos acabarán pagando por la ineficacia de la explotación de sus bienes energéticos.

Rusia seguirá siendo un arena incierta para los inversores. Esto puede que cambie tras la elecciones de 2008, cuando Vladimir Putin (...) se retire. Pero el problema no tiene por qué desaparecer: un posible puesto para Putin tras la presidencia es el de presidente de Gazprom.

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