Los olores de Perfumes Loewe
Vaya por delante que en este despacho y en toda la oficina huele bien. La mezcla de perfumes embriaga a medida que se avanza por el pasillo. No es de extrañar, ya que Juan Pedro Abeniacar, presidente de Perfumes Loewe, trabaja en las oficinas de perfumería y cosmética del grupo francés LVMH (Moët Hennessy Louis Vuitton). Madrileño de 54 años, lleva prácticamente toda su carrera profesional dedicado a este sector. Trabaja en un espacio amplio y elegante, en el que se combina la tradicional madera con los tonos vainilla de las sillas y el sofá. 'Quería que la decoración fuera afín a mi gusto porque paso muchas horas en este despacho y quería sentirme cómodo', afirma Abeniacar.
Para organizarse lo primero que hace es tener claras sus prioridades de la jornada y de la semana. Asegura que es un ejecutivo participativo y delega en el equipo, al que necesita tener cerca, pero al que procura no mediatizar. 'Valoro muchísimo el trabajo diario y lo que hace la gente para resolver temas que no son prioritarios, por tanto, lo que hago es coordinar las agendas para que esas personas sean requeridas en el momento oportuno', señala. Y añade que existe un tópico falso sobre la cesión de responsabilidades, 'ya que mucha gente dice que delega pero realmente no lo hace'. Para Abeniacar lo realmente importante son los resultados y la confianza. 'Si no existe este componente prefiero no trabajar con la gente', señala.
Juan Pedro Abeniacar cree que, en este momento, el equilibrio en el corto y medio plazo forma parte de los elementos que hay que tener en cuenta a la hora de tomar decisiones. 'La combinación del corto y el largo plazo está más presente ahora que hace unos años, y cuantos más condicionantes se tiene más compleja es la gestión'.
Asegura que trabaja en un sector, el de la perfumería, muy agradecido, gratificante, pero también cargado con una gran dosis de competitividad. 'En los últimos 30 años ha sido un sector que ha crecido, pero la tendencia es de un menor crecimiento, ya que se han abierto distintos puntos de venta, debido a que está cada vez más vinculado al mundo del regalo'. En cuanto a los puntos de venta, señala que una se ha pasado de empresas familiares a grandes superficies, con sus ventajas e inconvenientes. 'La distribución ha crecido, y existen innumerables factores que hablan a favor, pero la relación con el cliente es menos personalizada, a pesar de que en nuestro caso existe una interlocución más fluida porque hablamos el mismo idioma'.
Es un hombre de apariencia seria, que trabaja rodeado de objetos a los que le tiene aprecio. En un lugar preferente de la pared tiene enmarcados los valores de la compañía. No es que no los recuerde, se los sabe de memoria, pero le gusta tenerlos siempre presente y a la vista de todos. Y explica que en el caso de la división de Perfumes Loewe dentro de LVMH, es mucho más fácil la transmisión de esos valores, ya que no se trata de una compañía periférica, sino que la central está en Madrid. 'Nuestro objetivo siempre ha sido aunar una filosofía común dentro de cuatro valores'. Uno de ellos, tiene que ver con la esencia del negocio y dice así: 'desarrollar marcas de lujo con intenso contenido emocional haciéndolas más deseables al consumidor'. El segundo elemento es la creación de valor, con el fin de garantizar el crecimiento de las ventas de la cuota de mercado y del beneficio de la marca. Las otras piezas son el equipo humano y la excelencia y la innovación. Y asegura que afortunadamente las marcas de la compañía tienen una personalidad fuerte.
Cuando Juan Pedro Abeniacar se hizo cargo de esta división, la etapa de transición de empresa familiar, fundada por Enrique Loewe, a multinacional ya se había producido. 'Ahora el espíritu es otro, y la presencia de Enrique sigue siendo una figura mítica, pero sólo se traduce en el apellido'. En un rincón del despacho tiene el retrato de su padre, Juan Abeniacar, fundador del Grupo Farlabo (Perfumes Jesús del Pozo), compañía en la que este ingeniero de caminos comenzó trabajando como director comercial. A su actuar cargo suma también el de consejero delegado de LVMH Perfumes y Cosméticos.
Sin perder de vista a las estrellas
Desde hace dos décadas, dos de los perfumes de Loewe, Esencia y Aire, ocupan los primeros puestos en las listas de ventas. Es por ello que Juan Pedro Abeniacar los tiene siempre cera. Sobre una mesa tiene unos frascos gigantes, que ellos denominan ficticios porque no contiene producto verdadero porque con el paso del tiempo se estropearía, de los perfumes que tienen en el mercado. También tiene las fotos de la familia, a la que le dedica sobre todo los fines de semana. A diario trabaja de ocho de la mañana a nueve de la noche. 'Posiblemente se puede hacer el trabajo en menos tiempo, pero vas abarcando horas y llega un momento en que hay tareas que no se pueden delegar', afirma. Asegura que no le tiene apego a ningún objeto porque puede prescindir de todo. Tiene una mesa grande en la que también celebra reuniones. De la pared, lado de su mesa de trabajo, ha colgado unos cuadros con publicidades antiguas de perfumes que compró en París.