Aguas para frenar el envejecimiento
Cuarenta millones de europeos acuden cada año a los balnearios del continente para tomar las aguas termales: un baño de salud y también una fuente poco conocida de ahorro farmacéutico. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, si las administraciones públicas elevaran un 1% el gasto sanitario en balnearios, el ahorro en fármacos crecería entre un 30% y un 40%, y el absentismo laboral se reduciría otro 30%.
La tradición y la observación clínica atribuyen a las aguas minero-medicinales propiedades curativas para tratar dolencias reumáticas, respiratorias, digestivas, metabólicas, cardiovasculares, alérgicas y psíquicas, entre otras. Pero en los últimos tiempos, la ciencia médica está demostrando que no sólo curan enfermedades sino que también previenen el envejecimiento.
Desde 1994, un equipo multidisciplinar de investigadores españoles ha estado estudiando los efectos antioxidantes de las aguas sulfuradas y bicarbonatadas sulfatadas. Son investigaciones pioneras en balnearios, al realizarse por primera vez en seres humanos tras su paso por las fuentes de agua.
Las primeras conclusiones de esta investigación, que curiosamente coinciden con la famosa novena balnearia -la observancia médica había fijado en nueve el número de días necesarios para obtener una mejoría física-, ya pueden leerse en un informe que acaba de publicar el ministerio de Sanidad con el título Técnicas y tecnologías en hidrología médica e hidroterapia, coordinado por el doctor Antonio Hernández.
Según estos investigadores, la balneoterapia con aguas sulfuradas y aguas bicarbonatadas-sulfatadas conlleva un efecto barredor de radicales libres y demora el proceso de envejecimiento.
La tensión arterial disminuyen entre un 6% y un 13% tras el tratamiento con las sulfuradas y no experimenta prácticamente ninguna disminución con las otras.
Los efectos saludables, con una bajada en los niveles de oxidación de entre el 4% y el 8%, según se reciban 9 o 14 días de tratamiento, no difieren entre las mujeres y los hombres, ni entre los jóvenes y los ancianos. Pero parece que los beneficios son mayores en la época estival, cuando hay mayor intensidad de las radiaciones solares, mayor número de horas de sol y más altas temperaturas, y también entre aquellos pacientes con mayores niveles de oxidación al llegar.