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Aprobación

Alemania saca adelante una tortuosa reforma sanitaria

Merkel impulsa la competencia entre cajas públicas, aumenta las cotizaciones y crea un fondo que se nutrirá con asegurados y empresas

El Gobierno alemán aprobará mañana la reforma de un sistema de sanidad centenario que implica grandes cambios, pactados con mucho esfuerzo entre los principales partidos. Ante el déficit de la seguridad social (se prevén 7.000 millones en 2007), el objetivo de la gran coalición entre socialdemócratas y democristianos es una reforma que elimine burocracias, cree transparencia y, sobre todo, ahorre costes para dar garantías financieras al sistema.

Tras meses de conflictos, la ministra de Sanidad, la socialdemócrata Ulla Schmidt (SPD), ya tiene perfilado su conflictivo proyecto de ley, por el que, a partir de 2009, la sanidad pública se alimentará de un fondo en el que contribuirán asegurados, empresas y el Estado central (con 1.500 millones de euros anuales).

En su contra no sólo están la oposición y el ala izquierda de los socialdemócratas sino las asociaciones de cajas de salud pública y los trabajadores de éstas porque uno de los objetivos de Merkel y Schmidt es fomentar la competencia entre las 254 cajas públicas e incentivar las fusiones entre ellas para hacerlas más competitivas y ahorrar costes. El proyecto de ley contempla incluso la posibilidad de que éstas se declaren insolventes.

El Gobierno da luz verde mañana al acuerdo entre los grandes partidos

También conflictiva es la nueva función asignada a los seguros privados de enfermedad. En el futuro, éstos deberán ofrecer una 'tarifa básica', abierta a todo el mundo, que brinde las mismas prestaciones que el seguro social de enfermedad. La cuota a pagar no será superior a la prima más elevada de la seguridad social pública.

Pero el núcleo de la reforma, que se aprobará mañana en el Consejo de Ministros, es el fondo de salud que repartirá el dinero entre las cajas de salud pública; por lo que éstas dejarán de decidir el importe a pagar por sus asegurados. Las cajas privadas no participarán en el fondo. Es decir los asegurados privados seguirán sin contribuir a financiar el carísimo sistema de salud pública.

La reforma de financiación de las cajas implica también una subida de las cotizaciones: los asegurados pagarán más del 15% (la mitad del importe a cargo del empleador). El promedio de la cotización actual asciende a 14,2%. El trabajador que gane más de 3.937 euros brutos mensuales durante los últimos tres años podrá abandonar, si lo desea, el seguro público para acceder a las cajas privadas.

En el nuevo modelo de financiación, las cajas de salud públicas recibirán del fondo un importe fijo por asegurado que cubrirá los costes medios por paciente. Hasta ahora los asegurados pagaban diferentes cuotas según la caja pública a la que pertenecieran. Si no tuvieran suficiente con lo que les asignara el fondo, las cajas podrán cobrar una prima de hasta el 1% de los ingresos brutos del asegurado. Eso sí, informando antes al cliente de que está en su derecho de cambiarse de caja. Esta prima es muy controvertida porque las cajas pueden pedir hasta 8 euros al mes adicionales sin necesidad de comprobar los ingresos del asegurado.

Hasta ahora sólo se admitía la fusión de cajas públicas del mismo tipo (provinciales, locales, empresariales). En el futuro se podrán fusionar como quieran, aunque bajo el control de las autoridades antimonopolio para evitar que ninguna alcance una posición dominante. También se contempla una compensación financiera del 100% entre cajas y Estados federados (land); aunque se hará progresivamente y teniendo en cuenta un límite anual de 100 millones por land.

El primer ministro de Baviera, Edmund Stoiber (CSU) socio de Merkel, ya ha declarado que habrá que hacer retoques para no perjudicar excesivamente a los Estados más ricos. Para los liberales (FDP), 'el fondo sanitario es propio de la economía planificada'. Lo mismo opinan las cajas públicas y privadas, que califican el fondo de 'estatalización del sistema sanitario'. De esta forma, las peleas políticas podrían prolongarse durante meses en el Bundestag y el Bundesrat, después de que mañana el Gobierno apruebe la reforma.

No se financiarán 'malos hábitos'

En Alemania, donde los orígenes del seguro social se remontan a la Edad Media cuando los mineros crearon cajas sociales para ayudar a los trabajadores en situaciones precarias, la nueva seguridad social pública no cubrirá los gastos de enfermedades causadas por intervenciones consideradas innecesarias, como cirugía estética (no indicada médicamente), piercing y tatuajes. El primer ministro de Sajonia Anhalt, el democristiano Wolfgang Böhmer, propone incluso eliminar del seguro público 'la cobertura de asistencia sanitaria de enfermedades generadas por malos hábitos de vida'.El trasfondo del debate de las prestaciones sanitarias es el dilema de cómo financiar los crecientes costes sanitarios de una población que envejece. Por esta razón, a pesar del compromiso gubernamental alcanzado, la coalición sigue y seguirá discutiendo. Sin embargo, a Angela Merkel y a su Gobierno no les queda otra opción que imponerse ahora. A partir del próximo año el debate razonable será sustituido por la disputa para obtener votos (elecciones en Hessen, Baja Sajonia y Baviera).

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