Deudores anónimos
Uno de los requisitos que tienen que cumplir los militares de EE UU para ser enviados al extranjero es tener sus finanzas en un cierto orden. El Pentágono no quiere que los militares se distraigan por los problemas que les puedan acarrear sus deudas y menos que nada quiere que sea vulnerables a sobornos o incluso traición por motivos monetarios.
Según Associated Press, las autorizaciones de seguridad se revocan cuando las deudas del militar suponen el 30% o el 40% de su salario, dependiendo del cuerpo que sea y de sus puestos. Esta agencia informaba la semana pasada que el número de efectivos que han visto revocado su pase está aumentando. En 2002 eran 284 los afectados y en 2005 fueron 2.654. En esos años y en total, 6.300 militares han visto revocados sus permisos de seguridad. Son una minoría pero en un país que libra dos guerras, esta tendencia al alza es muy inoportuna.
No obstante, tampoco es extraño. El caso del ejército refleja algo que está en la calle. El nivel de deuda personal en Estados Unidos es muy elevado y las tasas de ahorros medias están en negativo.
En concreto, los hogares estadounidenses tienen una deuda conjunta que se eleva a 11,8 billones de dólares. En esa cifra caben las hipotecas, el préstamo para el todoterreno, el crédito para pagar a los médicos o las medicinas, el de la Universidad... De hecho, lo normal es que la mayoría de los universitarios dediquen buena parte de sus primeros salarios a pagar la deuda que se acumula en sus años de estudiante.
Se calcula que hasta el 75% de las familias tiene deuda y lo que se sabe es que es elevada y crece a un ritmo muy rápido.
Uno de los motivos es la vivienda y los créditos hipotecarios que se han concedido en estos años de bonanza en el sector y bajos tipos de interés. Además de los regulares, las instituciones financieras decidieron relajar los estándares de concesión de estos préstamos y los plazos de devolución, entre otras cosas. Alan Greenspan lo llamó en su momento 'crédito exótico'. Todo el mundo entendió que en la jerga del entonces presidente de la Fed aquello significaba peligro.
Ahora que los tipos suben y la vivienda se está enfriando, algunos de los exotismos de aquellos créditos hipotecarios se revelan. En el tercer trimestre de este año un 2,3% de las titulares de esas hipotecas han entrado en mora (es decir que la letra se deja de pagar), según datos de Equifax y Economy.com, y es una cifra que no se registra desde 2003. Muchos, y de hecho es la principal causas de quiebra personal, se entrampan con las elevadas facturas médicas y farmacéuticas.
Pero hay otras deudas, que nacen del consumo compulsivo que tanto se practica en EE UU. Buena parte de los 1,8 billones de dólares cargados a las tarjetas de crédito en 2005 nacen de este comportamiento.
Con semejante cuadro los ciudadanos acuden a asesores para que les reconduzcan las finanzas y no solo les ayuden a planificar su estabilización financiera. Uno de estos grupos es Deudores Anónimos y emergió en 1976 con un grupo en Nueva York. Ellos consideran que endeudarse compulsivamente es una enfermedad que se agrava con el tiempo y practican la abstinencia asegurándose de que no se metan en deudas sin aval. Actualmente hay más de 500 grupos dedicados a esta terapia. Lo probable es que sigan creciendo.