'En Europa no reman todos en la misma dirección'
Defiende con ahínco una nueva iniciativa creada por cinco consultoras: el grupo Pendo. Con él pretenden echar una mano a Europa para que sea más competitiva
Cinco de las consultoras con mayor volumen de negocio en el mundo -Accenture, Capgemini, Deloitte, Management Consulting Group (MCG) y PricewaterhouseCoopers- han creado una alianza para orientar a los políticos de la Unión Europea para conseguir que Europa sea más productiva e innovadora. Su portavoz es Gil Gidron, ingeniero industrial nacido en Israel hace 51 años, que ha desarrollado toda su vida profesional en España en el sector de la consultoría. En una etapa anterior a su fichaje por Accenture, donde lleva trabajando casi dos décadas como 'médico de empresas', fue vicepresidente de una empresa de bienes de consumo en Estados Unidos.
¿Con qué finalidad nace el grupo Pendo?
Con el objetivo de ayudar a Europa a ser más competitiva. El primer problema no tiene tanto que ver con los objetivos como con los procesos de cambio, tanto a nivel de la Comisión Europea como de los países. A la conclusión que hemos llegado desde el sector de consultoría es que nos hacía falta músculo, y por eso hemos creado este grupo de trabajo. Nos vamos a centrar en el desarrollo de capital humano, en la flexibilidad que tienen las empresas para adaptarse a la economía global y en la innovación. Son temas importantes, donde desde la consultoría podemos incidir. No vamos a cuestionar los objetivos de Europa, sino que vamos a ayudar a que los países consigan esos objetivos. De aquí al mes de marzo de 2007 vamos a dibujar la hoja de ruta para que Europa cambie a mejor.
¿Y qué pueden aportar los consultores a la mejora de la productividad europea?
Nosotros vamos avalados por los resultados que hemos conseguido trabajando para empresas europeas. Lo que pretendemos es poner a Europa en el camino correcto para que no pierda productividad.
Realmente, ¿cuál es el problema?
Que no todos remamos en la misma dirección. Después del Acuerdo de Lisboa se refiere al compromiso acordado por el Consejo de Europa en la reunión celebrada en marzo de 2000 en la capital portuguesa, Lisboa, donde se estableció un pacto para hacer de la economía europea la más dinámica y competitiva del mundo en la siguiente década no se han establecido las directrices claras, y ahora es necesario fijar una hoja de ruta para llegar a ese objetivo. Hemos realizado un análisis y hemos llegado a la conclusión de que nadie ha profundizado en el proceso. Todo proceso de cambio hay que dirigirlo, orquestarlo, y es lo que vamos a hacer nosotros. Nadie ha cogido la cadena de valor por sectores. Lo que no queremos hacer es política.
Algunos pueden pensar que este grupo de presión nace para atajar la falta de implantación del sector de la consultoría en la Administración.
En España sucede esto, que todavía no ha calado, pero en el resto de los países los consultores trabajamos con las Administraciones públicas. Nosotros lo que queremos es posicionarnos como una fuente de pensamiento para que los políticos y las empresas actúen en consecuencia. O se lideran estos procesos o no se realizan. El ciudadano europeo no es consciente de cómo se puede ser más competitivo.
Estamos viviendo una época de fusiones y alianzas estratégicas y la sensación que se percibe es que las empresas, al menos las españolas, cada vez están cogiendo más fuerza, ¿la situación es tan grave como nos la están pintando?
Europa lo ha hecho bien para ser competitiva y ser global, pero tiene que seguir creciendo, seguir creando valor en la zona superior de la pirámide para que no se rompa la cadena de valor. Tenemos que ser maduros. En la parte de abajo de la pirámide no somos competitivos. Por tanto, en cuanto al tema de la innovación todavía nos queda mucho por hacer. Hace falta una apuesta clara de hacia dónde vamos. Tenemos una masa pública con muchos niveles, pero no existe una masa crítica. Yo creo que Europa ha hecho cosas bien.
En el área de los recursos humanos, ¿qué reformas es necesario acometer?
Cuando se demandan ciertas capacidades, se observa que el mundo académico no está bien ligado. Es necesario coordinar mejor y focalizar la inversión. No hemos sabido crear oportunidades como Estados Unidos para la parte alta del capital humano. Hay posibilidades de mejora. El tema es saber cómo comunicar. La gestión autoritaria no existe, es importante crear consenso aunque la dirección final no sea la correcta. El desempleo, por ejemplo, es necesario coordinarlo con formación.
'Vamos a necesitar todo el talento para poder competir'
¿Nadie se ha dado cuenta hasta ahora de que Europa perdía competitividad?Son procesos que no estaban coordinados. Aquí es más importante el viaje que el lugar donde se va. Con liderazgo y comunicación iremos a algún sitio. No pretendemos arreglar Europa. Queremos identificar con quién nos tenemos que relacionar dentro de la Unión Europea. Hasta el mes de marzo vamos a crear un primer nivel de directrices y consensuarlas con el mayor número de personas, entre ellos políticos, profesores y representantes empresariales. Hemos lanzado la idea, y hemos tenido buena acogida.¿Asia es realmente la que ha generado esta preocupación en Europa?Sin duda alguna es un fenómeno preocupante. Si entras en un supermercado te das cuenta que la mayoría de los productos ya son fabricados en Oriente. Por tanto, nosotros no podemos ser producción primaria. Tenemos que enfocar nuestra creación de valor hacia otros caminos. Tenemos que ver cómo podemos seguir siendo competitivos elevando nuestro nivel de vida y seguir avanzando.¿Cómo influirá la formación en la productividad europea, sobre todo cuando en 2010 entre en vigor la homogeneización de los estudios superiores en Europa?Se trata de un tema interesante y polémico porque se manejan todas las teorías del cambio, pero no se puede cambiar a una persona a los 50 años. Hay que crear esa filosofía de cambio en las escuelas. Será difícil ser competitivo con los mismos conocimientos que se han adquirido hace años. La formación tiene que ser de por vida. Es la única forma de poder competir en un mundo global. Tenemos que reconocer nuestras limitaciones y actuar en función de ellas para mejorar. Europa no puede desperdiciar talento porque lo vamos a necesitar para poder ser competitivos.