Manhattan cambia de cara y de carácter
Los elevados precios están acabando con los barrios bohemios y de clase media
El 30 de agosto, la aseguradora MetLife confirmó que había puesto a la venta todo un barrio de Manhattan con 11.000 viviendas, conocido como Stuyvesant Town y Peter Cooper Village. Ese misma noche, el joven pintor Antony Zito celebraba la fiesta de su forzada despedida de otro barrio, el Lower East Side (LES). Son dos hechos con una cierta conexión en las zonas de la ciudad en las que mejor se percibe el vertiginoso cambio de cara y carácter que experimenta Manhattan. Y por la misma causa, la elevada alza del precio de la vivienda que empuja a las clases medias a salir de las áreas metropolitanas de todo el mundo, y en Nueva York más rápido que en ninguna otra parte.
En Stuyvesant Town y Peter Cooper hay torres de viviendas, con jardines pero poca personalidad, creadas por Metlife en 1947 para albergar a veteranos de la Guerra. Es una de las mayores y raras concentraciones de clase media de la ciudad. Profesores, policías o enfermeras viven allí, porque la mayoría de los alquileres están 'estabilizados' (a la mitad del precio del mercado).
El Lower East Side ha sido el barrio en el que se establecían los inmigrantes europeos del siglo XIX y principios del siglo XX. En él han llegado a vivir 500.000 judíos. Hay antiguas sinagogas entre los elegantes pero vetustos edificios de inspiración europea donde en los últimos años se ha instalado la bohemia de la ciudad. Jóvenes artistas, modestos negocios, músicos, escritores y aspirantes a todo, encontraron su hogar en este barrio vedado a las franquicias, pero también olvidado por ellas.
Sólo tres de cada diez barrios de la ciudad están ocupados por la clase media
Esta semana MetLife cerró la venta de Peter Cooper y Stuyvesant por 5.400 millones de dólares. Los vecinos temen que se acaben sus alquileres bajos como se han acabado en los últimos años en otras 150.000 viviendas de la ciudad. Temen que sea cuestión de tiempo. En el LES saben hasta donde pueden subir.
Se lo puede contar Zito. Este artista abrió su galería en las calles del barrio a finales de 2001, cuando nadie quería vivir cerca de lo que quedaba del World Trade Center. Allí transformó un local poco cuidado en un lugar donde exhibir sus cuadros. 'Empecé pagando 1.375 dólares mensuales en noviembre de 2001. Después, el casero subió a 2.000', explica. 'Creo que lo hizo porque he hecho atractivo el local'. La siguiente subida fue hasta 2.500 dólares pero el casero terminó mandándole una carta dándole 30 días para marcharse.
Zito no habla con rencor de su casero. 'Sus gastos se han incrementado por la subida de impuestos y puede conseguir más dinero'. En las calles adyacentes a su barrio, estudios de menos de 40 metros cuadrados pueden alquilarse por 3.000 dólares al mes. 'Su personalidad ha cambiado. La de todo el mundo está cambiando por esto', explica
El cambio en el LES se ha precipitado con el último boom de la vivienda desde 2003. Manhattan es una isla, con un suelo tan limitado como ilimitados pueden ser los precios. Harlem, al norte y LES en el sur, son las zonas en las que las inmobiliarias buscan hueco y las que más se revalorizan. El gran cambio en el sur llegó cuando a finales de 2004 se abrió un hotel en Rivington.
Veintidós alturas donde eran seis
Diseñado por Marcel Wanders y con habitaciones que cuestan ente 325 y 5.000 dólares, este edificio de cristal se eleva 22 alturas en una zona en la que estaba prohibido hacer más de un sexto piso. Ahora se multiplican las construcciones similares. Los caseros que quieren renovar sus edificios y subir rentas niegan muchas renovaciones de contratos y ofreciendo a los que pagan rentas antiguas cantidades astronómicas para que dejen sus viviendas.
Esto ya había ocurrido antes en Nueva York. El Meatpacking District, una lonja de carne hasta hace siete años -aún tiene cierta actividad- se ha convertido en uno de los barrios más caros y de moda. El SoHo es desde hace años el hogar de Chanel, Prada y Armani.
La novedad es que se trata de un cambio muy rápido y ya quedan pocos barrios en el que la clase media, la creatividad y la bohemia, fundamentales en la historia y el carácter de esta competitiva urbe, puedan bullir. La ciudad poco a poco se uniformiza con un mismo estilo de locales y franquicias.
'La apariencia es importante porque es la expresión artística del alma de las personas y ver a la gente uniforme me produce tristeza', dice Zito, que lamenta que en el LES se haya abierto un Starbucks, la cafetería que ha sustituido a los cafés tradicionales.
æpermil;l es uno de tantos que creen que el precio del metro cuadrado disuade de vivir en Nueva York a jóvenes emprendedores con impulso creativo y de clase media. En el think tank Brookings Institution llegan a la misma conclusión con un estudio que cubre desde 1970 a 2000 y enel que apunta que el porcentaje de familias con ingresos medios ha bajado del 25% al 16% en el periodo. En los setenta, la mitad de los barrios estaban ocupados por clases medias. Ahora son un tercio los que tienen ese perfil
Es un patrón que se repite en todas las ciudades y lidera Nueva York. Para este think tank, la explicación está en la vivienda, en la globalización del comercio, los avances tecnológicos y la menor influencia de los sindicatos, factores que producen una menor creación de empleos con salarios medios.
La nueva y vacía prosperidad
La misma semana en la que se cerraba el acuerdo para vender Stuyvesant Town y Peter Cooper Village también lo hacían las puertas del mítico CBGB. Para siempre.Los más familiarizados con la historia de la música moderna recordarán que este local pequeño y destartalado cercano al Lower East Side ha sido la cuna del rock punk de Nueva York y probablemente la más influyente del mundo. Allí tuvieron su primera y definitiva oportunidad Patty Smith, Talking Heads, Los Ramones...Su creador, Hilly Kristal, fue de los que desafió el statu quo de la música desde que abrió el local a finales de 1973 y permitió que las nuevas creaciones de músicos que sobrevivían en la ciudad triunfaran. Ahora el casero del local, irónicamente una asociación de ayuda a los vagabundos, ha acabado con el contrato de Kristal. Tras varios meses de forcejeos negociadores el CBGB celebró su último concierto la noche del domingo. Patty Smith fue la encargada del broche final y de una de las frases más inspiradas de la noche al decir que el fin de este local 'es el síntoma de la nueva prosperidad vacía de la ciudad'.Es lo que sienten muchos en un barrio donde se cierran locales tradicionales al mismo ritmo que se levantan inmensos edificios de alquiler cuya renta mínima para un estudio, ronda los 3.000 dólares mensuales. El CBGB estaba ya en un paisaje cambiado que ha podido con él.