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Tribuna
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¿Tiene prisa Eon?

Cuando todo parecía encaminado hacia un plácido final en las opas sobre Endesa aparecen nuevos movimientos en el sector que han puesto la situación de nuevo al rojo vivo.

La intención por parte de Acciona de comprar un paquete de casi el 25% de la eléctrica ha hecho reaccionar de forma fulminante a Eon, que ha anunciado que amplía su oferta a 35 euros por acción. La primera pregunta que me planteo es: ¿cómo es posible que, de golpe y porrazo, Eon haya incrementado su oferta casi un 40%? Hay que recordar que estos 35 euros son después del reparto de dividendo extraordinario de Endesa.

La verdad es que parece difícil que este incremento pueda justificarse en términos de mayores dividendos o beneficios a obtener tras la posible compra, en mi opinión ello obedece a motivos de tipo estratégico y/o de poder de mercado. Me explicaré. En un mercado como el del gas y la electricidad, el tener garantizado el suministro de las materias primas necesarias es un elemento fundamental y, dado que sus acuerdos con la empresa rusa Gazprom le garantizan una fuente estable de suministro, la adquisición de Endesa le facilitaría el acceso a otros mercados, con lo que robustecería su posición a nivel europeo ya que en Alemania, como en Francia e Italia, sí que se ha seguido, sin llamarlo así, una política de campeones nacionales.

Lo que está en juego no son tanto los resultados económicos como el control de las variables clave de un sector que, se diga lo que se diga, es de importancia estratégica para cualquier país y que, en mi opinión, no puede ser dejado exclusivamente a las fuerzas del mercado.

El mercado es un gran instrumento de asignación de recursos, pero por sí solo no garantiza el resultado óptimo en todas las circunstancias, especialmente cuando se piensa en términos del consumidor final. Si no, no tendrían razón de ser la legislación antimonopolio, ni los tribunales de defensa de la competencia que son tan comunes en todas las legislaciones.

Además el sector de la energía puede ser uno de los más sensibles a la formación de monopolios. A título de ejemplo, baste con citar lo sucedido en California tras la desregulación del mercado de la energía eléctrica, que llevó a incrementos notables de los precios de la electricidad e, incluso, a la falta de suministro.

Por todo ello, creo que no podemos permitirnos como país perder fuerza frente a nuestros socios europeos. La legislación española, que en la práctica hacía muy difícil las fusiones de empresas de energía -ya que forzaba a cuantiosas desinversiones a aquéllas que lo intentaban (lo que se conocía en el sector como el uno más uno igual a uno, al obligar a vender activos por valor similar a los que se compraban)-, dejó un hueco en lo referente a las adquisiciones por parte de empresas extranjeras por el que se ha colado Eon.

Por eso, los movimientos de Acciona, en tanto en cuanto dificultan esta operación, me parecen, en principio, positivos, así como la posibilidad de cambio en la legislación que facilite las fusiones entre las empresas energéticas, como la posible de Gas Natural con Iberdrola y Unión Fenosa, por el hecho de que facilitaría competir en este sector en condiciones de igualdad con nuestros socios europeos, que antes que nosotros se preocuparon de tener una sólida posición interna.

Lo que al parecer no se pudo conseguir entre José Luis Rodríguez Zapatero y Angela Merkel quizá se consiga gracias a este tipo de operaciones, cuya relevancia se ha puesto de manifiesto cuando ya la Comisión Europea se ha mostrado dispuesta a negociar con el Gobierno español las posibles nuevas condiciones que permitan la aprobación de la opa de Eon. æpermil;sta era una posibilidad que hasta ahora siempre había negado en sus declaraciones públicas, parece que la Comisión no quiere conformarse con mirar cómo España reorganiza su sector energético aunque éstas provengan de operaciones de un mercado siempre alabado por unos y otros.

Hace poco Eon pidió que los accionistas de Endesa pudieran manifestarse de forma rápida sobre su oferta. Sube el precio, la Comisión negocia, se pide la opinión del accionista. Lo mires por donde lo mires, parece que Eon tiene prisa en conseguir sus objetivos estratégicos. ¿Estaremos haciendo lo correcto?

Jesús Palau. Profesor de Finanzas de Esade

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