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Posgrado

Las claves del éxito de Esade

Su vocación internacional, su labor investigadora y su interés por una formación humanista han llevado a esta escuela a competir entre las mejores del mundo

Enrique Lores, ingeniero industrial en la rama eléctrica, tiene 41 años, es vicepresidente de Hewlett-Packard y hace 17 que cursó el MBA de Esade. A partir de ese momento, asegura, su vida profesional cambió. 'Trabajaba como ingeniero de I+D y me abrió la posibilidad de pasar de ser un técnico a tener un trabajo de desarrollo de negocio. Fue un cambio importante'. Y asegura que no sólo fue por los conocimientos en gestión de empresas que adquirió, sino por otro factor cada vez más valorado por las empresas y del que se empapó durante su estancia en Esade: aprender a ver el componente humano y social de las empresas. Es lo que hace, según Lores, a los alumnos de Esade especiales. 'Porque se pone especial énfasis en el factor humano, lo que hace que sea una de las escuelas mejor valoradas', matiza.

Precisamente, éste ha sido uno de los elementos que tuvo en cuenta The Wall Street Journal cuando subió al primer escalón de la clasificación mundial a esta escuela de negocios. Algunos de los elementos mejor puntuados son, además de su cultura internacional, la honestidad y la habilidad de los alumnos para trabajar en equipo. Es lo que hace que sus graduados estén solicitados por las empresas, que acuden a este campus en busca de profesionales. El estudio valora la capacidad para trabajar en equipo y sus habilidades personales y de comunicación. 'Nos gusta acompañar a las personas a lo largo de su crecimiento personal', afirma el director general Carlos Losada, que asegura que dos de los pilares sobre los que se asienta la institución son los docentes y la investigación, áreas en las que seguirán invirtiendo. En opinión del decano de Esade, Xavier Mendoza, la voluntad de convertirse en una escuela de negocios con proyección internacional ha servido para que en un periodo corto de tiempo el centro se haya convertido en un referente mundial, al igual que les sucede a otras dos escuelas españolas IESE e Instituto de Empresa, en la formación de posgrado. 'En los últimos 15 años hemos intensificado nuestra internacionalidad con el fichaje de profesores y miembros del consejo asesor', asegura.

La solidez de los alumnos también es un elemento a tener en cuenta. Para que haya un mayor aprovechamiento de sus cursos, Esade exige que el candidato tenga una experiencia laboral previa. A finales de los años noventa comenzaron a exigir al alumno un mínimo de tres años de trabajo en una empresa. La única excepción a esa regla afecta a colectivos que tradicionalmente han estado en un segundo plano, como el de las mujeres. 'Es una manera de facilitar el acceso a los cursos de posgrado a todo el mundo. Si exigimos mayor experiencia laboral previa es porque queremos seleccionar a personas cuyas expectativas sean desarrollar carreras directivas internacionales', afirma el decano, Xavier Mendoza.

El carácter internacional de la institución también viene dado por la presencia de alumnos extranjeros, el 75% de ellos, de 33 países en esta escuela, con sede en Barcelona, Madrid y Buenos Aires. Precisamente, el hecho de tener campus abierto en estas tres plazas, sobre todo en las españolas, es una baza que juega a favor de esta institución, vinculada a la Compañía de Jesús. 'Nuestra localización en España resulta my atractiva, debido a que el español es el segundo idioma que se maneja en el mundo de los negocios. Para un extranjero que hace un máster, aprender a la vez un segundo idioma es un valor añadido', afirma Mendoza, que no quiere dejar pasar la ocasión para lanzar un piropo a sus dos principales competidores, IESE e Instituto de Empresa. 'Otro factor de estímulo para los alumnos extranjeros es que en España hay otras dos escuelas de prestigio. A pesar de la rivalidad interna, existe un fenómeno de cluster que nos hace ser mejores y más competitivos', señala el decano.

Madurez personal

A comienzos de 2000, Esade le dio una vuelta de tuerca a sus programas de posgrado, sobre todo al tradicional MBA, que cuesta 46.200 euros. El nuevo enfoque, en el que aseguran haber sido pioneros y que en la actualidad también sigue London Business School, requería de un desarrollo más exhaustivo de las competencias directivas, de manera que se pudiera ofrecer al alumno una primera evaluación de su potencial ejecutivo, con el fin de descubrir sus fortalezas y sus áreas de mejora. 'Esto lleva consigo un mayor grado de madurez personal, algo que es de gran utilidad sobre todo a la hora de plantearse salidas profesionales', añade Mendoza. Otra de las apuestas fuertes de la institución es el refuerzo realizado en el área de servicios de carreras profesionales, con el fin de atender las necesidades de sus dos clientes principales: los graduados, a los que asesoran a través de seminarios de orientación profesional, y las empresas que acuden a Esade en busca de talento. 'Ofrecemos una atención personalizada porque somos una escuela que no está masificada'. Esade inició su aventura educativa en 1958 y tiene matriculados a más de 6.000 alumnos. El 60% de los alumnos del MBA, que tiene una duración de 18 meses al igual que ocurre con IESE y London Business School, consigue un trabajo fuera de España. Esto viene a corroborar, según explica el profesor de la escuela Fernando Trías de Bes, el espíritu internacional que se respira en el centro. Pero si algo tiene que destacar, reconociendo que no es objetivo, ya que lleva vinculado a Esade más de 25 años, es 'el trabajo en equipo, algo que comparten tanto profesores como alumnos. 'El 50% de las evaluaciones se hace a través de trabajos en grupo. Se incentiva muchísimo además de cuidar la selección de los profesores, muchos de ellos vinculados al mundo de la empresa'.

El fichaje de docentes se asemeja a una subasta. Lo cuenta el decano: 'Buscamos personas a las que les guste la docencia, que tengan impacto en el alumnado y cuyas líneas de investigación y de trabajo sean complementarias de lo que estamos realizando en la escuela'. No es fácil. Para reclutar docentes acuden al mercado del talento académico, 'a congresos anuales que se celebran por especialidades'. Un docente joven, que hable inglés y tenga un doctorado de prestigio cobra un sueldo inicial de unos 60.000 euros brutos al año.

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