Un ascenso respaldado por unas valoraciones más racionales
El ascenso vertical del mercado recuerda a los tiempos de la burbuja. Los niveles alcanzados también son muy similares, pero el inversor tiene más factores de su lado esta vez. El mapa bursátil de hoy es completamente diferente y los ascensos están muy respaldados por los resultados.
La rapidez de la escalada del Ibex hasta el umbral de los 13.000 puntos ha dejado boquiabiertos a los expertos, y los analistas hacen llamamientos a la cautela. Sin embargo, este máximo del Ibex está respaldado por unas valoraciones que resultan notablemente más atractivas que las de hace seis años gracias a la mejora de los balances y al aumento exponencial -de la mano, a veces, de las fusiones- del beneficio neto. El componente sectorial también ha variado de manera sustancial. El sector tecnológico se ha reducido y la ponderación de los pesos pesados del índice se ha equilibrado.
Telefónica es uno de los ejemplos más llamativos. La teleco es de los valores del índice que aún no ha logrado recuperar el precio que alcanzó hace seis años cuando marcó los 32,6 euros. La compañía hoy vale 13,45 euros, un 53% menos, pero su situación es otra. La capitalización ha caído de los 106.368 a los 78.054 millones de euros, todo ello a pesar de que ha realizado adquisiciones destacadas como la de la británica O2.
El declive de Telefónica le ha llevado a situarse por detrás de Santander en capitalización y su peso en el índice también se ha reducido de manera drástica al pasar del 28,3% al 14,51%. El banco, entretanto, impulsado por su integración con Abbey ha pasado a ponderar por el 17,1% desde el 10,6%.
La capitalización de Telefónica ha pasado de los 106.000 a los 78.000 millones
El caso de la teleco es representativo también por el fuerte crecimiento de resultados que ha experimentado. En 1999 obtuvo un beneficio neto de 1.805 millones de euros, que en 2005 ascendió a los 4.446 millones de euros. Una mejora que ha tenido un claro efecto en su valoración, situando el PER estimado para 2006 en los 12,2 veces frente a las 45 de 2000.
Un repaso a los grandes valores del índice muestra, que en general, el repunte de beneficios empresariales ha venido acompañado de importantes repuntes de capitalización y caídas de los PER, un escenario que dibuja una situación más saneada para el mercado, aunque los primeros síntomas de alarma empiezan a percibirse.
Así, el sector eléctrico, favorecido por los movimientos empresariales, ha visto cómo sus valoraciones se acercan a los niveles de entonces. Endesa, protagonista de la batalla que se libra en el sector, ha alcanzado una capitalización 37.056 frente a los 23.473 millones de 2000, impulsada fundamentalmente por la escalada reciente, a la vez que el PER se ha situado en 14 veces frente a los 18,2 de hace seis años.
Iberdrola, por su parte ha pasado de 12.577 a los 34.403 millones de euros de capitalización, mientras que su PER ha superado los niveles de 2000 al pasar a 18,7 veces desde 18,2. Unión Fenosa, por otra parte, ha doblado su capitalización hasta situarla en 12.641 millones, pero cotiza con un PER de 20,1 veces, aún alejado de las 29,5 de 2000.
Otro cambio sustancial que ha experimentado el mercado es la representatividad sectorial. Las tecnológicas han caído en desgracia. Y tras la desaparición de TPI, adquirida por la británica Yell, y la absorción de Terra por parte de su matriz, su representación en el índice queda en manos de Telefónica. En el 2000 TPI valía 8.910 millones de euros y superaba en capitalización a Unión Fenosa, mientras que Terra, valía 33.600 millones de euros y era la cuarta empresa del Ibex por capitalización bursátil.
Hoy el protagonismo de constructoras e inmobiliarias ha situado a estas empresas en cabeza del Ibex. Y en ACS encontramos uno de los ejemplos más evidentes. La constructora ha pasado de valer 1.442,9 millones de euros a alcanzar una valoración de mercado de 13.466 millones, es decir un 833% más.
El fuerte crecimiento que han experimentado inmobiliarias y constructoras en los últimos años ha dado un fuerte impulso a su peso en el índice. En el año 2000 su ponderación alcanzaba el 2% y hoy ha ascendido ya hasta el 8,44%.
El furor por la tecnología que se vivió en el mercado en el año 2000 aún pasa factura a otros valores, además de Telefónica. Bankinter es otro ejemplo. La apuesta por Internet que realizó el banco le llevó a alcanzar precios estratosféricos en el año 2000. Entonces llegó a superar los 62 euros, y hoy todavía cotiza un 11,36% por debajo de esa cota. El PER, no obstante, ha pasado de 31,9 a 18,6 veces.
En el momento actual el mercado ha perdido cierta aversión al riesgo, pero si la fiebre de opas y las valoraciones se mantienen razonables el riesgo de una fuerte corrección se limitará. La clave la darán los beneficios empresariales. Entretanto, mientras las empresas estén dispuestas a pagar múltiplos elevados para crecer o eliminar competidores, el inversor está de suerte.
Las fusiones cambian el mapa bursátil
La actividad empresarial ha sido el principal sustento del mercado este ejercicio y uno de los motivos que explica la transformación que ha vivido el Ibex en los últimos años. Abertis, Sacyr Vallehermoso o ACS son empresas que han protagonizado movimientos empresariales. La concesionaria de autopistas, resultado de la unión de Acesa y Aumar, continúa creciendo por esta vía y actualmente pelea por hacerse con la italiana Autoestrade. ACS, protagonista también en el culebrón de opas que vive el mercado energético, ha comprado Dragados en los últimos años, además de aumentar su presencia en el sector eléctrico a través de participaciones significativas en Unión Fenosa y ahora, Iberdrola. Aceralia desapareció con la creación de Arcelor, hoy fusionada también con Mittal.