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A fondo

Blindaje a la española

Las alianzas entre empresas españolas con el sector energético como fondo comienzan a aflorar. Nadie quiere quedar rezagado de movimientos que se precipitan. Tras conocerse anteayer que Acciona se ha convertido en la respuesta a un posible éxito sin condiciones ni matices de la opa de Eon sobre Endesa, la conformación de otro grupo español empezó ayer a tomar cuerpo. También de la mano de otra constructora. ACS, que ya tiene el 34,5% de Fenosa, ha comprado el 10% de Iberdrola, y se ha convertido así en un accionista con capacidad para acometer una operación de calado: la fusión de Iberdrola y Fenosa. Es un movimiento que además serviría de blindaje respecto a posibles ofertas lideradas desde el exterior. Y es que la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán, que ha sido la más valorada del sector por diversos analistas y bancos de negocios, podría ser objetivo de una nueva opa de una multinacional. La presencia en su capital de BBVA y de la BBK no es suficiente protección.

Además este acercamiento parece que se hace desde la perspectiva de la negociación, al menos entre ACS e Iberdrola. Es un paso que aseguraría poder caminar hacia una fusión amistosa que, por el tamaño y la capacidad de liderazgo que tiene Ignacio Sánchez Galán, sería liderado por ésta.

No es, sin embargo, la opción preferida por los expertos del mercado. Estos se decantaban principalmente por la boda de Iberdrola y Gas Natural, para poder así integrar gas y electricidad. Pero también Fenosa tiene activos gasistas y además no siempre se puede elegir la pareja aparentemente más atractiva.

La reordenación parece encaminarse a la creación de dos campeones energéticos nacionales, que estarían participados por constructoras y cajas de ahorros. Y con apoyo de los grandes bancos, BBVA y Santander

Ahora, como Sánchez Galán advirtió recientemente, una fusión como ésta, entre empresas españolas del mismo sector, se topará con obstáculos casi insalvables. Al no ser que se cambie la aplicación de la doctrina o normativa sobre el efecto de estas operaciones en la competencia en el mercado. Porque como se señala desde estas compañías, se puede admitir que una transacción de este calibre no suponga la suma de las dos empresas implicadas, pero tampoco es asumible que el grupo resultante sea menor que cada uno de los integrantes. Se restaría capacidad para competir, se reduciría valor a las empresas y, por tanto, a los accionistas.

En conjunto a esta posible fusión le quedan muchos pasos. Deberá contar además con el beneplácito de los llamados socios gallegos de Fenosa para formar una compañía que además seguiría teniendo como asignatura pendiente qué hacer con el casi 10% que Iberdrola tiene de Electricidade de Portugal. Porque no se entiende que se aborde una remodelación profunda del mercado eléctrico español sin llevarlo al ámbito de la Península Ibérica.

¿Qué logrará Eon?

Lo que tiene esta precipitación de acontecimientos es que rápidamente pasan a un segundo plano hechos muy relevantes en esta reordenación del mapa energético. Y es que todavía está fresca sobre el tablero la irrupción de Acciona de Endesa, conocida el lunes, y la decisión de Eon de seguir adelante con su opa incrementada hasta 35 euros. No hay más que ver la repercusión en Bolsa de estos lances, que han llevado a las eléctricas a cotizaciones récords.

Por ello, si el grupo alemán llega al final con su oferta, después de sortear toda una serie de obstáculos y retrasos en los calendarios, y se hace con más el 50% del capital de Endesa, el panorama entra en otra compleja fase y con diversos escenarios. Porque Acciona, Caja Madrid, la SEPI y posibles fondos controlados por entidades financieras afines serían la clave de la modificación de los estatutos que limitan el poder de cada accionista. Eon tendría que negociar con ese grupo el reparto de poder y otros aspectos si se alcanza esta fase.

Quedan, por tanto, todavía muchas incertidumbres en lo que podría ser la configuración de dos 'campeones nacionales' de la energía, aunque de momento cada uno de ellos parece contar con una constructora -ACS y Acciona- y un banco -Santander y BBVA-. Además en el caso de Endesa está Caja Madrid, aunque en medios del mercado no se descarta que se sume La Caixa. ¿Cómo? Todavía no está totalmente diseñado, pero parece evidente que esa entidad, que ha promovido toda la reordenación, no va a quedar a un lado. Ni tampoco Gas Natural. Pero es una posible operación que deberá modelarse con mucho tacto, para no chocar con los organismos reguladores y vigilantes existentes en España y en Bruselas. Y es que quedan muchos flecos.

Mientras, el Gobierno intenta quedarse al margen, o al menos, en segundo plano. Pero, incluso, su actuación en este año desde que Gas Natural lanzó su opa a Endesa, que a los ojos de los observadores ha aparecido errática, concluiría relativamente bien. Endesa y sus accionistas españoles podrían controlar, aunque Eon se quede en su capital, decisiones de tener una sede real y no un simulacro. Es un diseño que se percibe acorde con unos países europeos que intentan blindar sus empresas también de sus socios comunitarios.

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