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Columna
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Asia lidera el crecimiento mundial

El FMI mantiene un escenario de fuerte crecimiento mundial para 2007, avalado por la intensidad del ciclo inversor. El autor analiza las circunstancias de este dinamismo de la economía, que se enfrenta al frenazo del consumo en EE UU y la inflación como principales riesgos

José Carlos Díez

Mañana comienza la reunión semestral del G-7, en la que el FMI presentará sus previsiones de otoño. El Fondo mantiene un escenario de fuerte crecimiento mundial para 2007, próximo al 5%, que por cuarto año consecutivo registraría su tasa más elevada desde 1973, antes de la primera crisis del petróleo. En un mundo tan integrado económicamente es fundamental analizar el todo y luego encajar las partes.

El Fondo, al igual que el consenso de los analistas, espera una desaceleración del crecimiento estadounidense hasta el 2,8% en 2007, desde el 3,5% en 2006. Hasta ahora hemos estado contando que EE UU consumía y se endeudaba y que los chinos producían, ahorraban y financiaban a sus clientes americanos, en lo que se ha denominado el sistema de Bretton Woods II. Sin embargo, desde el verano de 2005 el cuento ha cambiado ligeramente. Japón y la eurozona se han incorporado al ciclo expansivo mundial, pero lo han hecho basando su crecimiento en la inversión, al igual que los países emergentes. Por esa razón, el peso de la inversión en la economía mundial se encuentra en su nivel más elevado desde la década de los noventa.

Este fuerte esfuerzo inversor, junto a las mejoras de eficiencia en el uso del factor trabajo y del capital invertido, permiten que la productividad mundial por trabajador crezca próxima al 4%, ayudando a compensar los efectos inflacionistas derivados de la subida de los precios del petróleo y de las materias primas. La fuerte competencia de los países emergentes mantiene los crecimientos salariales sostenidos, mientras los beneficios empresariales se están apropiando de la mayor parte del crecimiento de la renta, por eso van tan bien las Bolsas. Esta elevada productividad del capital, unido a los bajos tipos de interés de largo plazo y el fácil acceso al crédito, explican la intensidad del ciclo inversor mundial y nos hacen ser optimistas, al igual que el FMI, para 2007.

El principal riesgo para el crecimiento es que el fin del boom inmobiliario provoque un frenazo del consumo en EE UU. El FMI asigna un 15% de probabilidad a este escenario y teniendo en cuenta que la tasa de ahorro de las familias estadounidenses es negativa es necesario vigilar la evolución del empleo, salarios y consumo estadounidenses con precaución, aunque el escenario más probable es una recomposición gradual de la tasa de ahorro de las familias hasta tasas del 2%-3% en 2007. Esto permitirá a la economía de EE UU corregir su talón de Aquiles: el abultado déficit por cuenta corriente y su excesiva dependencia del ahorro externo, que pesa como una losa sobre el dólar.

Pero el principal riesgo que resalta el FMI, al que se une el BIS, es la inflación. La previsión del precio del petróleo está próxima a 70 dólares por barril, lo cual es prudente, ya que con la menor demanda en EE UU, el elevado nivel de inventarios y el crecimiento de oferta esperado, la presión sobre los precios del petróleo será a la baja. En este escenario, el petróleo dejará de presionar sobre la inflación, pero el Fondo advierte que la economía mundial ha crecido por encima de su potencial durante muchos trimestres y que las inflaciones subyacentes seguirán repuntando. Nosotros, de nuevo, coincidimos con el FMI y el BIS y la principal conclusión es que los tipos de interés de largo plazo se mantendrán estables en 2007 y el riesgo sigue siendo al alza.

Las irrisorias primas de riesgo en los mercados financieros son un riesgo en sí mismas y es previsible un aumento de la volatilidad en los próximos meses. Por lo tanto, es aconsejable mantener posiciones en Bolsa, pero seleccionar bien los países y las empresas y tener mucho cuidado con las materias primas.

Conclusión: China e India mantendrán su dinamismo; EE UU, con un dólar débil, compensará la desaceleración de la demanda interna con exportaciones; Japón seguirá enganchado a las exportaciones, purgando los excesos que le llevaron a la deflación, y las sorpresas positivas vendrán de Europa. La mayor amenaza para el crecimiento europeo dejará de ser el precio del petróleo y pasará a ser el pesimismo de los consumidores alemanes. No obstante, Alemania se aprovecha del fuerte crecimiento de sus vecinos y está especializada en exportar bienes de equipo, por lo que el ciclo inversor mundial les sigue beneficiando. Además, el sector de la construcción germano ya ha comenzado su ciclo expansivo, que vendrá seguido de una recuperación del empleo y en 2007 veremos a los consumidores alemanes algo más animados, a pesar de que les suban el IVA y los tipos de interés.

El escenario es el más favorable para la economía española que verá caer su inflación, moderar el crecimiento de su déficit por cuenta corriente y crecerá próxima al 3,5%, superando, por tercer año consecutivo, las previsiones de los organismos internacionales y al consenso de los analistas.

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