Otra tragedia ferroviaria
Tres años después del terrible accidente de Chinchilla (Albacete), en el que perdieron la vida 19 personas y 39 resultaron heridas al colisionar frontalmente dos trenes, el ferrocarril español vuelve a vivir una nueva tragedia. Entre aquel siniestro y el del pasado lunes se han producido además cuatro accidentes por arrollamiento de vehículos que cruzaban la vía en pasos a nivel o en zonas que carecían de esta infraestructura.
El siniestro del pasado lunes en Palencia, que ha costado la vida a seis personas y ha dejado heridas a 35, parece haber sido causado por un exceso de velocidad del tren mientras realizaba una maniobra para cambiar de vía. Así lo confirmó ayer la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, aunque las conclusiones sobre las causas del accidente se conocerán 'con exactitud' hoy. La investigación debe aclarar por qué el tren accidentado circulaba por encima de la velocidad adecuada a su paso por la estación de Villada y por qué no la redujo cuando cambió de vía, maniobra que debe ejecutarse a unos 30 kilómetros por hora.
De momento, el presidente de Renfe, José Salgueiro, ha precisado que el tren se encontraba en perfectas condiciones y contaba con las medidas de seguridad habituales. El presidente del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), Antonio González, ha dicho que las vías también se encontraban en perfecto estado. Todo apunta, por tanto, como ocurrió recientemente en el metro de Valencia, al factor humano como causa de la tragedia, una variable que, en pleno siglo XXI y cuando el Estado está inmerso en un plan de construcción de vías de alta velocidad, debería estar más controlada. No en vano el accidente se ha producido en un tramo de la red básica del Adif. La modernización no es sólo la ejecución de líneas AVE, sino también disponer de una red convencional con los más altos estándares de seguridad.