Unas cuentas maquilladas
George Bush ha puesto con entusiasmo el champán a enfriar para celebrar una mejora de las cuentas públicas certificada por el informe de mitad de año de la oficina del presupuesto de la Casa Blanca.
En este informe presentado la semana pasada se muestra como la mejora económica ha elevado los ingresos del Estado un 11%, algo que va a permitir que 2006 se cierre con un déficit de 296.000 millones de dólares, frente a los 413.000 millones que esta misma oficina del Gobierno había previsto a comienzo de ejercicio.
Bush presentó al país esta noticia con una intervención llena de boato y distinguido público en la Casa Blanca, un acto que se produce cuatro meses y medio antes de las elecciones en el Congreso y con el que busca apoyos para hacer indefinidos sus recortes fiscales de 2001 y 2003. En esta intervención triunfalista, Bush aseguró que 'el estímulo fiscal está funcionando, la economía crece, los ingresos van hacia arriba y el déficit hacia abajo'.
El presidente, que sólo goza de un apoyo del 33% de popularidad en su gestión económica según las últimas encuestas, espera que estos datos le ayuden a subir este pobre porcentaje.
Sin embargo, más allá de la Administración, las conclusiones del informe semestral han animado a muy pocos economistas. Robert Bixby, presidente de la Concord Coalition, un grupo que aboga por la disciplina fiscal, asegura que 'los políticos no deberían descorchar las botellas de champán, porque estamos en el quinto año de recuperación económica con dos años de fuerte crecimiento de los ingresos, y aún tenemos un déficit de casi 300.000 millones (el 2,3% del PIB)'.
Muchos economistas y académicos señalan que desde el principio, las previsiones de la Casa Blanca estaban artificialmente infladas. Alec Phillips, de Goldman Sachs, recuerda que al inicio del año fiscal ni este banco de inversión ni la Oficina del Presupuesto del Congreso (órgano independiente), tenían unas previsiones tan elevadas.
Es una repetición de la historia. En 2004 la Casa Blanca prometió rebajar el déficit de ese año a la mitad en 2009 y para ello utilizó una hinchada previsión de 521.000 millones. El año se cerró con 412.000 millones de déficit pero el listón sobre el que medir el avance no se movió. Con ello y los nuevos cálculos, la promesa se alcanzará en 2008.
El problema, dice Bixby, es que se ha querido fijar esta promesa como un triunfo de una buena política fiscal, y no es así. 'Una buena política fiscal es la que equilibra gastos e ingresos en niveles sostenibles a largo plazo'. En este sentido, el déficit que la administración proyecta más allá de 2007 no incluye costes importantes como la dotación de las guerras de Irak y Afganistán u otros recortes de ingresos tributarios.
A todo esto, los ingresos fiscales que celebra el presidente aún tienen que llegar del actual 18,4% del PIB adonde estaban en 2000 (20,6%), explica Ed Lorenzo, economista de la Concord Coalition. Añade que los recortes fiscales han sido responsables de la caída de los ingresos, y que éstos no han crecido como corresponde a una economía que se expande como la de EE UU.
Los economistas también resaltan que la recaudación es muy volátil y depende en buena medida de la Bolsa. De hecho, el aumento de ingresos de este año se ha producido por lo recaudado de más en el impuesto de sociedades y los de aquellos de rentas más altas.