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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El dictamen de la discordia

La Comisión Nacional de la Energía (CNE) ha cerrado, con el ansiado y esperado dictamen de la opa de Eon sobre Endesa, un nuevo capítulo de la novela sobre el futuro de la primera eléctrica española, que se abrió en el ya lejano mes de septiembre del año pasado.

Las 19 condiciones que recoge la resolución de la CNE obligan a Eon, entre otras cosas, a vender los activos estratégicos de Endesa. Es decir, las centrales de carbón nacional, las de las islas y una de sus instalaciones nucleares, Ascó I. Además, preserva durante 10 años la españolidad de Endesa, blinda a la eléctrica de cualquier operación de cambio de control sobre Eon, asegura el nivel de abastecimiento de gas actual, se reserva la capacidad de intervenir en caso de que haya problemas de suministro eléctrico y se otorga poderes para dar marcha atrás en la operación en caso de que el grupo alemán incumpla cualquiera de las famosas 19 condiciones.

Con este abanico de obligaciones, la Comisión de la Energía pone sordina a uno de los principales debates surgidos a raíz de la presentación de la opa por parte de grupo alemán: que el control de activos estratégicos quedase en manos españolas, con el fin de evitar problemas de suministro de una materia prima vital para el funcionamiento de cualquier economía como es la energía.

El dictamen de la CNE evita, además, un escenario insostenible con Bruselas, el que hubiera provocado un veto a la opa de Eon. Ello no excluye, sin embargo, que el asunto recale en la Comisión Europea y que las críticas de los comisarios arrecien en contra tanto de la reforma de los poderes de la CNE como del propio dictamen sobre la opa.

No obstante, el primer escollo que se ha encontrado el proceso tras la decisión de la CNE ha sido la reacción del grupo alemán. Eon estima que las condiciones impuestas por el organismo regulador no tienen justificación, por lo que ha optado por interponer un recurso de alzada contra el dictamen. Algo que no supone, ni mucho menos, que renuncie a la operación, y más después de los contactos políticos a alto nivel que se han sucedido en las últimas semanas para tratar de desbloquear la situación.

Endesa, cuya cotización fue suspendida sorpresivamente el viernes por la CNMV, continúa teniendo un papel estelar, puesto que el Supremo ha dejado en suspenso cautelarmente la opa de Gas Natural debido a uno de sus recursos. La paralización de la opa de la empresa gasística congela de facto la de Eon. Sólo si la dirección de Endesa pide levantar las medidas cautelares, el proceso de opas competidoras proseguiría, con una puja a sobre cerrado.

En definitiva, el final de esta inquietante novela aún está por escribir. Lo único claro es que por el camino varias instituciones se han dejado el prestigio a jirones y que el futuro del mapa energético español está más abierto que nunca. El dictamen de la Comisión de la Energía deja clara cuál es la senda que se ha de tomar si se aspira a controlar una empresa española, y puede desatar nuevos intentos de compras o fusiones ente los actores del sector que han quedado fuera de la puja por Endesa.

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