_
_
_
_
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los riesgos de no ahorrar

Las familias gastaron en el primer trimestre de este año lo mismo que ganaron, unos 136.000 millones de euros, lo que supone que no ahorraron nada. Como además mantuvieron un acelerado ritmo de inversión, tuvieron que echar mano de financiación ajena por valor de más de 20.000 millones de euros. Pero no fue el único agente económico que registró déficit financiero, pues las empresas tuvieron que acudir también al mercado exterior para financiar un desequilibrio de 25.000 millones de euros.

Entre ambos actores generan una necesidad de financiación desconocida para la demanda privada en España, que sólo se ha compensado con el ahorro, poco tradicional por otra parte, de la Administración pública. Este, unido a la capacidad financiera de la banca, ha moderado la necesidad de financiación de la economía en el exterior que, en todo caso, se sitúa, en términos anualizados, en un récord superior al 10% del PIB.

La discusión acerca de si es financiable el desequilibrio en una zona monetaria integrada como la europea está superada. Pero los datos sacan a la luz una avalancha de inversión y consumo de los agentes privados de la economía desconocida en la historia moderna de España, que podrían estar mostrando, en parte, que los españoles viven por encima de sus posibilidades. Y, se quiera o no, todo lo que se toma prestado hay que devolverlo con el jugoso rédito correspondiente.

Las familias, en concreto, tienen una tasa de ahorro anual que escasamente llega al 10% de su renta disponible, la cota más baja de los seis últimos años, en la que puede considerarse la variable subyacente más delicada de la economía. Periodos de desahorro se han visto secundados tradicionalmente por depresión económica, y de no recomponerse la situación en el medio plazo puede, en este caso, poner en riesgo la longevidad del ciclo. No es el mejor momento para el ahorro que el precio de la inversión esté en mínimos históricos, y el retorno, en máximos. Pero las políticas públicas, especialmente las fiscales, deben concebirse para que el ahorro sea la garantía de inversión futura.

Más información

Archivado En

_
_