España pierde un 10% de su cuota exportadora en un solo año
La cuota de mercado de las exportaciones españolas sobre el comercio mundial quedó el año pasado en el 1,79%, lejos del 1,99% del año anterior. La irrupción de nuevos competidores y las deficiencias estructurales de la economía española explican la caída del 10% en sólo un año.
La pérdida de competitividad de la economía española se está dejando notar en su tajada sobre el comercio mundial. España perdió durante el año pasado un 10% de su cuota en las exportaciones de mercancías: en 2004 era del 1,99%, y, sólo un año después, del 1,79%. Se trata del mayor bajón porcentual en un sólo año registrado hasta la fecha.
La base de datos de la Organización Mundial del Comercio permite obtener estos porcentajes generales, aunque la desagregación sectorial sólo llega hasta 2004. Con todo, ese año ya empezaron a notarse caídas relevantes, sobre todo en productos agrícolas, textiles, fármacos, y telecomunicaciones. La pérdida de cuota en los dos últimos sectores es especialmente preocupante: por su alto contenido tecnológico, deberían ser parte fundamental del futuro modelo de crecimiento español.
Detrás de este fuerte deterioro exportador hay motivos internos y externos. La fulgurante incorporación de nuevas potencias económicas como China o India al comercio mundial ha reducido el peso de los países más avanzados. Sin embargo, la pérdida de cuota de los últimos años refleja un problema específico de España: la insuficiente capacidad de adaptación, debida a motivos estructurales. En palabras de Juan de Lucio, director del servicio de estudios del Consejo Superior de Cámaras, la pérdida de cuota es el reflejo del deterioro competitivo, debido al diferencial de inflación y al escaso crecimiento de la productividad.
Inflación, baja productividad y nuevos competidores explican el descenso
La pérdida de cuota es el reflejo de una sangría que puede observarse también en la balanza de pagos. Las exportaciones españolas crecieron el año pasado apenas un 4,8% en términos nominales, lo que, descontado el 4% de inflación, refleja un virtual estancamiento de las ventas. Si se une a ello la pujanza de las importaciones (11,8% de crecimiento nominal), se explica el déficit comercial de 77.800 millones de euros, que será superado ampliamente este año.
La pérdida de cuota se ha producido a pesar de que buena parte de los exportadores españoles han tratado de compensar la pérdida de competitividad reduciendo sus márgenes, según reflejan las sucesivas Encuestas de Coyuntura Exportadora que publica el Ministerio de Industria.
El panorama es algo más benigno en los servicios, un área en la que España es una potencia mundial: la cuota sobre el total mundial llegó a superar el 4% en 2003. Sin embargo, desde entonces se ha producido una evolución semejante a la del comercio de mercancías, aunque algo más atenuada. Así, la cuota pasó al 3,86% en 2004, y al 3,78% el año pasado.
La senda de crecimiento de la cuota española en el comercio mundial de mercancías ha sido prácticamente permanente desde la instauración de la democracia, aunque ya en 1999 y 2000 registró retrocesos relevantes. Sin embargo, la caída del año pasado supera a todas.
Los expertos piden más intensidad tecnológica
La irrupción de China en el comercio mundial conlleva un mensaje: países como España no podrán competir nunca más en mano de obra barata. La recuperación de la cuota perdida debe pasar por otros conceptos. Juan de Lucio sostiene que una de las tareas pendientes es estimular la creación de empresas y su desarrollo, para lo que las distintas administraciones deberían 'eliminar las trabas burocráticas'. 'También hay que elevar su presencia internacional', afirma, y centrarla 'en las actividades de más valor añadido'.José Antonio Alonso, director del IECI, recuerda que, en etapas anteriores de pérdida de competitividad, España utilizaba el arma de la devaluación de la peseta, para abaratar artificialmente sus bienes en el exterior. Desde la entrada en el euro esa no es una opción, por lo que sólo se puede recuperar cuota exportadora 'reduciendo el diferencial de inflación o mejorando la competitividad estructural'. La liberalización de mercados productivos (como, por ejemplo, el eléctrico) obraría en el primer sentido. En cuanto a los factores estructurales de competitividad, Alonso recalca que se debe elevar el esfuerzo tecnológico, modificar la composición de la oferta (hacia sectores más intensivos en tecnología) y facilitar la difusión de los cambios, sin desdeñar mejoras organizativas en las empresas.Francisco Pérez, director del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas, que acaba de pronunciar varias conferencias sobre el tema en la Fundación BBVA, cree que el cambio 'pasa por producir bienes y servicios con las características que más valoran los mercados: intensidad tecnológica y alta calidad, reforzadas con diseño e imagen de marca'.