'Todavía hay mucho poder que se ejerce desde el miedo'
Autor de algunos de los mayores best sellers en el mundo de la empresa, Rovira presenta en su última obra un relato en el que habla de la importancia de conocerse a uno mismo y de las fórmulas más eficaces para afrontar los retos y vencer el miedo.
El coraje, la responsabilidad, el propósito, la humildad y la confianza son algunos de los valores que todo directivo debe poseer y hacer que su organización esté imbuida de ellos, según explica Álex Rovira en su último libro Los siete poderes, editado por Empresa Activa. Se trata de un relato alegórico en el que un caballero tiene que dejar atrás sus miedos para adentrarse en una tierra desconocida en la que aprende a conocerse a sí mismo.
En su nuevo libro habla de conceptos como el valor, la fidelidad y la humildad. ¿Están presentes hoy en las empresas?
Hay de todo. Esos valores se encuentran si el que gobierna la organización los tiene. Yo creo que hay coraje, cooperación, responsabilidad y humildad, aunque son muchos los lugares donde no existen. Es necesario que los directivos hagan un ejercicio de conciencia porque las actitudes son las que gobiernan, ya que se traducen en comportamientos.
'En todas las personas que tienen una gran trayectoria vital existe una enorme fuerza interior'
También habla de los retos y de las dificultades que se tienen para afrontarlos.
Los retos te los pueden imponer o venir dados. Yo tuve un problema familiar que me llevó a reflexionar mucho y saqué como conclusión que, pase lo que pase, la mejor opción es dar un sentido positivo a lo que tienes. Afrontar un reto es arriesgarse, salirse de la tierra conocida y decidir qué se quiere. El coraje es la conciencia de que hay algo por lo que merece la pena arriesgarse.
¿Los directivos tienen coraje?
La empresa es un camino de incertidumbre en el que hay que darlo todo. Si se analiza, las personas que logran algo, las que tienen una gran trayectoria vital, tienen una fuerza interna extraordinaria independiente de los factores que la alimentan: llegar a fin de mes, formar una estirpe, superar una deficiencia, En este tipo de casos siempre hay una fuerza de fondo que ayuda a salir adelante a pesar de los reveses.
Dice que no nos conocemos. ¿El líder español se conoce a sí mismo?
Estamos en camino de conseguirlo. Las personas que tienen responsabilidades en la empresa se están formando en cuestiones técnicas, pero no en aspectos que sirven para tener un conocimiento interior. El mayor de los corajes pasa por conocerse. Así es posible enfrentarse al miedo y a las dudas. A los líderes de las empresas españolas les hace falta plantearse esto.
¿Y cómo repercute eso en la organización?
Un alto conocimiento propio sirve para darse cuenta de las cosas que afectan y hacen sufrir a los demás. Hay quien ejerce un poder que nace del miedo, pero éste, como la presión, mata el talento. Esto también está relacionado con la conciliación de la vida personal y profesional. Donde no se cuida a las personas, éstas se queman o sufren absentismo. No ejercen porque se sienten desmotivadas. El conocimiento de uno mismo lleva a la confianza y la empatía, pero todavía hay mucho poder que se ejerce desde el miedo.
Usted habla del miedo como un dragón.
Es que se trata de un animal fiero. El miedo puede motivarlo un jefe que te atenaza, las propias inseguridades, ... Cuando este dragón aparece somos nosotros mismos los que tenemos que hacerle frente, pero no hay que vencerlo, sino convencerlo, mirándolo de cara.
¿Tienen miedo los ejecutivos?
Por supuesto, el miedo está tan presente como otro de los males que afectan a algunos líderes: el trono de oro. Hay directivos que se aferran al poder. El buen líder es el que sabe que el poder no consiste en ocupar una poltrona, sino en crear confianza en la organización. Me alarma que se hable tanto de motivar a los demás cuando lo que deberían hacer algunas empresas es dejar de desmotivar. Los directivos tienen que hacer un ejercicio de humildad porque trabajan con personas que tienen pareja, hijos e hipotecas. Es desesperante la inconsciencia que hay en algunas empresas en esta materia.
¿Implantar este tipo de valores supone transformar la organización?
Si el que viene de arriba los tiene integrados, no tiene por qué haber grandes dificultades. El problema es que no los haya asumido, porque esta forma de trabajar se extiende de arriba abajo. Yo trato de generar una reflexión sobre el hecho de que es posible hacer las cosas de una manera diferente, con humildad para saber escuchar, con un propósito, con una visión que le da sentido a todo. Hay cuestiones que son tan obvias que se terminan por obviar. No es extraño que cada día se tenga que tomar más Prozac, que haya gente que se ponga enferma porque no se le trata como personas.
¿Cree que la mayoría de las empresas aceptan su discurso?
Hay mucho cínico suelto, aunque también hay quien trata de aplicarlo. Al menos, habría que intentarlo.
Un rey, un caballero, una espada y un viaje por la Tierra del Destino
El último relato de Álex Rovira plantea una historia que recoge parte del legado que dejaron las narraciones de John Ronald Reuel Tolkien (1892-1973), el autor de la trilogía de El señor de los anillos. 'Me apetecía crear un universo de fantasía en el que hubiera un héroe, un villano y una espada cargada de simbolismo', explica después de reconocer que la obra de J. R. R. Tolkien le fascina.La obra reúne todos los requisitos de una epopeya: un reino al que llegan los problemas, un monarca que encarga a un caballero la tarea de solucionarlos, un señor de las tinieblas, un mago que aconseja al héroe, un dragón, un búho parlanchín que enseña a vencer a la bestia, un elixir que da poderes, una torre, un abismo, ...Todos estos elementos se unen en el viaje que el caballero realiza por la Tierra del Destino, en la que aprende los valores que Rovira considera útiles para los caballeros que transitan por la tierra de la dirección de organizaciones y personas.Para cumplir este objetivo, el autor ha decidido recurrir a la fórmula del relato, en lugar del ensayo, porque una historia que en realidad cuenta una epopeya 'permite hablar mejor de valores'. La ventaja de este sistema es que 'hace que los mensajes no queden cerrados' y permite utilizar mayores dosis de simbolismo', aunque Rovira cree que es más complicado porque requiere 'más imaginación'.En cualquier caso, ésta es la segunda ocasión, después de La buena suerte, en la que, junto a Fernando Trías de Bes, presenta a los valientes caballeros Sid y Nott, que se adentran en el bosque encantado para buscar el trébol de cuatro hojas del que les había hablado el mago Merlín. 'Lo mejor de este tipo de relatos es que cuando pregunto a la gente cuál es el mensaje, todos me contestan cosas diferentes', explica el autor.
'La persona no rinde si se le castiga y desorienta'
El amor es uno de los poderes de los que habla Álex Rovira en su último libro. A su juicio, se trata de uno de los valores imprescindibles en el día a día de las empresas y que los directivos deben utilizar para que las personas se sientan respetadas y valoradas. En definitiva, el amor consiste en dar a las personas lo que necesitan para que puedan llevar a cabo su labor de la mejor forma posible.¿Tan importante es el amor para una organización?Es que es el valor más importante de todos. Yo lo defino como la acción coherente que busca el bien común, que aspira a lo mejor. En realidad, se trata de cuidar a la gente, de no fallarle a las personas que forman parte del equipo, de no vender al cliente lo que no quiere comprar, ... Son cosas que se pueden llevar a cabo sin esfuerzo si se tienen claras. Eso es el amor en una organización y su aplicación puede tener resultados positivos para todos. Según The Economy of Truth, mientras que el crecimiento en la Bolsa de las 500 mayores empresas de Estados Unidos fue del 128%, la de las empresas cuyos empleados decían que eran bien tratados por sus superiores era del 758%. Es puro sentido común. Si se trata bien a una persona, va a rendir más. Si te castigan, no cumples y si te desorientan, tampoco.
¿Cómo se consigue llevar a la práctica estos principios?Es imposible de saber. Es la historia del mundo. En todo caso, se puede intentar implantar el amor por simpatía, con acciones coherentes, con humildad, ... Hay que aspirar a la utopía. Todo está en el alma. Me preocupa que hay mucho deficiente psicológico que llega al poder en una empresa. Algunas de estas personas son unos narcisistas.