Colorido en Kone Elevadores
Siempre tiene las puertas del despacho abiertas, salvo cuando tiene que reunirse con ella misma y para la fotografía de este reportaje. Antonia Guillén, malagueña de 46 años, es una mujer expansiva, afable y femenina, que lleva 16 años en Kone Elevadores y desde hace cinco meses dirige su gestión. Lleva poco tiempo en el cargo, pero conoce bien la compañía, de la que fue su primera comercial. Por tanto, cree que su nombramiento no ha cogido por sorpresa a nadie, ya que si algo aporta es conocimiento del sector. Comenzó vendiendo ascensores hace casi tres décadas, 'vendiendo ascensores por las obras' y a ello ha dedicado toda su trayectoria profesional. Recuerda los comienzos y asegura que fueron bastante duros, 'porque ver a una mujer por las obras no era lo habitual, era un gran choque'.
Uno de sus principios que ya está aplicando a la hora de gestionar la compañía es la transparencia. 'Quiero que todo el mundo la plantilla de Kone Elevadores es de 820 empleados conozca los problemas, estrategias y las soluciones a esos problemas', explica Guillén, que reconoce que la gestión de personas es la función más difícil dentro de una organización. 'Porque hoy día, el personal elige la empresa en la que va a trabajar. Hay que hacer atractiva la compañía, y tener otros elementos de retención, al margen del dinero, como por ejemplo, los valores, las promociones internas, los objetivos de la compañía, que tenga una estrategia', matiza esta ejecutiva, que conoce a cada uno de los empleados de Kone Elevadores, compañía que factura 110 millones de euros al año. 'La empresa y yo hemos crecido juntas y eso te proporciona alguna ventaja'.
Es exigente, pero no con todo el mundo en la misma proporción. 'Hay que exigirle a cada persona en la medida que puede de lo que puede aportar a la empresa'. Y con lo que es cada vez más condescendiente es con los temas de conciliación laboral. 'Creo que hoy día es mucho más fácil compaginar la faceta personal con la profesional que hace unos años. Antes chocaba mucho, ahora hay mucha más sensibilidad. Y yo intento dar ejemplo porque creo que la mujer en su vida laboral, incluida la baja maternal, es igual de eficiente que un hombre'.
'Es importante comunicar las cosas de la manera más directa posible. No soy muy habladora porque a veces te pierdes en el detalle'
Antonia Guillén recibió el respaldo de su familia cuando fue ascendida al cargo de directora general. Lo consultó con su marido y con sus dos hijos, de ocho y 11 años, y acordaron que entre todos colaborarían en mantener el equilibrio familiar. 'Por mi trabajo me he perdido algunas cosas de mis hijos, pero en aquel momento era todo mucho más complicado'. Durante la entrevista, por ejemplo, ha recibido dos llamadas de su familia que ella atiende con toda naturalidad. Su jornada laboral es flexible. No es muy madrugadora, por tanto, no es la primera en llegar a la oficina, pero sí es la última en abandonarla. Y aun así, casi siempre llega a tiempo para echar una mano en los deberes escolares.
El despacho de Guillén es alegre, colorido y acogedor. Ella, durante la conversación, también se muestra así. Sonríe siempre. Tiene unos sofás en los que recibe a las visitas e intenta que las visitas se sientan como si estuviera tomando un café con una amiga. Y precisamente, según explica, la pantalla de su ordenador es de tamaño grande para que desde el sofá se pueda ver algún gráfico o algún dato. Para temas más serios reserva una sala contigua.
Su discurso es muy directo. Asegura que le gusta muy poco la retórica. Y procura ir siempre al grano. 'Es muy importante comunicar las cosas de la manera más directa posible. No soy muy habladora porque cuando utilizas muchas palabras te pierdes en el detalle'. En lo que si es detallista es en el análisis de los datos. 'El cargo lo exige. Necesito tener conocimiento de las áreas que no domino y me gusta llegar hasta cierto nivel de detalle', explica, a la vez que reconoce que el puesto de alta dirección está sometido hoy día a cierto estrés y a una continua evaluación.
Siempre rodeada de flores frescas
Sobre la mesa que tiene situada frente a los sofás siempre hay flores frescas. 'Le dan un ambiente más alegre al espacio. Me encanta el color, en algo se tiene que notar que soy de Málaga'. Además tienen que tener colorido. Sobre una estantería Antonia Guillén tiene varias esculturas de su suegro, Antonio Morales, sobre temas taurinos. Es su única aportación a la decoración del despacho. 'La verdad es que me resulta agradable y no consideré que tuviera que hacerle ningún otro tipo de cambio'. Confiesa que es poco organizada, que con lo que se siente más a gusto es con el desorden organizado. Y lo que no le gustaría es llegar a la edad de la jubilación en el mismo puesto. Es más, cree que un alto ejecutivo no debe perpetuarse en el cargo. 'Lo ideal es estar entre siete y 14 años en el mismo puesto. No es bueno estar mucho más tiempo'. Entonces, le gustaría arañar algo de tiempo para ella misma y dedicarse a viajar. 'Ahora cuando concilias lo haces para atender a la familia, pero queda algo muy importante para lo que dispones de muy poco tiempo y es para la persona'. Es lo único que le falta: tiempo para ella misma.