Sami Naïr pide un plan de inmigración cualificada
Europa necesita diseñar un plan para gestionar la inmigración cualificada. Sobre esta idea abordó la conferencia, organizada por Cinco Días y ESIC, el pensador y ex diputado del Parlamento Europeo Sami Naïr. 'Tenemos grandes problemas estructurales, la gente va a vivir más y, por tanto, es necesario un cambio de modelo de gestión teniendo en cuenta la realidad demográfica, dentro del respeto de los derechos humanos y de la tradición ilustrada europea', afirmó. También repasó, en cuanto a inmigración, las dos líneas de actuación vigentes desde hace tres décadas en Europa.
Una de ellas es la que aplican 'viejos países con tradición en recibir inmigrantes, como Francia, Alemania, Bélgica o Suiza, y hasta hace una década también Gran Bretaña, que compartían la misma estrategia de cerrar fronteras y de gestionar la ordenación familiar y de refugiados en el exilio'. Otro de los modelos es el aplicado por España, Grecia, Portugal o Italia, donde domina el pragmatismo y se caracteriza, así lo recalcó Naïr, 'por la ausencia de una visión clara y de gestión de la inmigración, más allá de los temas puramente económicos'.
Además, consideró que el cierre de fronteras, así como el endurecimiento de las condiciones de entrada a un país, supone un debilitamiento del crecimiento económico de un Estado. 'La Unión Europea no tiene una política de crecimiento económico, tiene una política de competencias, no de perspectiva industrial, de desarrollo europeo'.
En este sentido, señaló que el crecimiento económico de la Unión Europea es muy bajo, ya que no supera el 3%. 'No es ninguna potencia, no actúa como actor estratégico del sistema económico mundial. No impone su papel como actor estratégico mundial con todos sus medios, como lo hace Estados Unidos con el dólar o el ejército'.
Y es que, según este filósofo de origen argelino y doctor en Filosofía Política y en Letras y en Ciencias Humanas por la Universidad de Sorbona, 'los países europeos no se ponen de acuerdo para hacer las cosas juntos y eso tendrá unas tremendas consecuencias porque, entre otros, hace que el paro sea un problema terrible'.
Por tanto, recalcó, gestionar la demanda inmigratoria es importante y necesario. 'No puede haber medidas estrictamente policiacas basadas en las necesidades de la inmediatez que exista en determinados sectores. O que el resto venga marcado por la desesperación en que se encuentra la gente. También aseguró que los inmigrantes que recalan en los países del sur de Europa, como España, Italia o Grecia, tienen muy baja cualificación y juegan un papel importante dentro del funcionamiento de la economía sumergida. 'Por ello hace falta visión estratégica, algo que ya existe en los países del norte de Europa, que tienden a privilegiar la inmigración altamente cualificada debido a la crisis de investigación y desarrollo que se vivió hace unos años en Europa', agregó Naïr durante su explicación a directivos españoles.
Lo que no debe hacer el Viejo Continente es ignorar el papel que, en estos momentos y en los próximos años, va a jugar la inmigración en el desarrollo económico de los países. 'Todo el mundo se interroga sobre este tema, pero la sociedad europea debe reflexionar sobre su tejido humano'. Eso sí, sin caer en fanatismos ideológicos.
Trayectoria
¦bull; Es uno de los ideológos europeos con mejor reputación y participa en foros internacionales. Compagina las conferencias con sus clases de Ciencias Políticas en la Universidad de París y en la Universidad Carlos III de Madrid.
¦bull; Dirigió con Simone de Beavoir la revista Les Temps Modernes en los años setenta y ochenta. Como parlamentario europeo ha sido miembro de la Comisión de Asuntos Exteriores y de Derechos Humanos.
¿El modelo francés o anglosajón?
La batalla por los dos modelos migratorios. ¿Cuál es mejor, el francés o el anglosajón? El primero, explicó Sami Naïr, lo han adoptado de manera rigurosa Alemania y los Países Bajos. Fue elaborado en el siglo XIX y desarrollado en su plenitud durante la Tercera República Francesa, se niega a considerar a los inmigrantes como una minoría, sino como sujetos de derecho privado, extranjeros que van a integrarse, 'a volverse franceses o a quedarse como extranjeros, pero siempre dentro de la igualdad total'.En cambio, el modelo anglosajón, implantado en Gran Bretaña, Bélgica u Holanda (este último país lo ha modificado hace tres años), considera la inmigración como una minoría, y aunque se integren o adquieran la nacionalidad del país en el que residen, nunca se van a considerar ciudadanos suyos. 'Con este sistema se puede actuar y trabajar juntos, tener los mismos intereses, pero nunca van a ser como los ciudadanos del país de origen'. Se trata de un modelo que marca unas diferencias. 'Funciona bien cuando el modelo económico y social funciona bien'.En opinión de Naïr, la UE vacila entre los dos modelos. 'Lo cierto es que no hemos podido elegir y los inmigrantes están llegando y existe un gran rechazo, además de un repliegue de la identidad'. Vaticinó, además, que con la presión de Asia y el auge demográfico, el tejido étnico de Europa va a cambiar. 'Va a ser como un gran Brasil. No habrá correlación entre la multiculturalidad y la identidad. Hay que gestionar el cambio étnico'. También advirtió de los peligros de la diversidad cultural, 'que puede llevar a la exaltación de la identidad'. Y lo que es necesario evitar es un exceso de inmigrantes no satisfechos. 'El país de acogida tiene que tener perfilada la identidad que quiere transmitir', concluyó.