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Gonzalo Suárez

'Hay que vincular la retribución al negocio'

Es aficionado a la navegación, el alpinismo, el arte y toda disciplina que pueda enriquecerle personalmente. Y salpica su discurso constantemente con referencias a Mozart o Picasso. Se confiesa, ante todo, un corredor de fondo

Ha realizado el camino a la inversa de todo consultor. Gonzalo Suárez, de 56 años, madrileño de origen gallego, inició su carrera profesional en Land Rover, donde desempeñó distintos puestos de responsabilidad. Más tarde dio el salto al sector de consultoría para trabajar en Hay Group, donde llegó a ser el primer consultor español nombrado socio internacional dentro de la compañía. Posteriormente, se incorporó a Pricewaterhouse como socio director y fue ascendido a miembro europeo del comité de dirección. Tras esta experiencia montó su propia consultora, en la que ha pasado los últimos tres años. Hace casi dos meses que se ha incorporado como máximo ejecutivo de Mercer HR Consulting en España.

Viendo su trayectoria, ¿será un destino cómodo dada su experiencia en el sector?

A Mercer la conozco desde el comienzo de mi carrera, porque ha sido mi competidor y nunca pensé que acabaría trabajando aquí, pero es una casa a la que siempre he tenido en estima por el respeto y cariño que transmite a sus clientes. Se trata de una compañía próxima, comprometida y flexible, con unos profesionales competentes, imaginativos y solidarios. Yo empecé en el mundo de la empresa, donde la cuenta de resultados es la clave, aunque luego he desempeñado un doble papel, como consultor y como gestor. Me gustan los dos papeles, me apasionan.

'El talento aflora, pero es necesario poder movilizar a los equipos y hacer que se integren más. Hay que pasar de la piragua a la travesía'

'Las empresas españolas están en proceso de hacer muchísimo mejor sus deberes en cuanto a retribución. Queda todavía mucho camino por recorrer'

¿Por qué?

Por una razón: me gustan las personas, los colegas, los clientes. El éxito depende de cómo te relaciones con las personas.

¿Podría definir cuál es la labor de un consultor?

Existen tres tipos: los que hacen diagnóstico de problemas y posteriormente recomendaciones; otros están más centrados en asesorar a los clientes en buscar opciones de soluciones, y los hay que se encargan de implantar esas soluciones. Lo que hacemos es intentar ayudar a que las cosas sucedan.

Es una profesión algunas veces bajo sospecha.

Cuando un cliente pide ayuda es porque identifica la necesidad de que el consultor pueda contribuir a conseguir ese logro. Es importante que todos remen en la misma dirección, con el mismo entusiasmo e ilusión. Muchas veces la necesidad está clara, pero otras veces no está tan definido cómo se abordan las cosas. Ahora, por ejemplo, estamos acompañando a las empresas españolas en sus proyectos de expansión internacional. He visto a emprendedores que desde la humildad están haciendo cosas importantes en el exterior. En España todavía no existe una mentalidad de operar globalmente. Los empresarios aún tienen un componente de humildad, y los consultores debemos tener voluntad de acompañarles en esa travesía internacional. Hay veces que el consultor se mete en campos en los que no tiene experiencia. Creo en lo de zapatero, a tus zapatos, y en que la clave del éxito está en la carrera de fondo.

¿Las empresas tienen una buena política de retribución?

Siempre decimos, dime cómo retribuyes y te diremos qué tipo de compañía eres, si eres una empresa dinámica, si tiene un sistema de valores, si es competitiva. Las empresas españolas están en proceso de hacer muchísimo mejor sus deberes en cuanto a retribución. Se han hecho grandes innovaciones de la mano de las multinacionales, pero queda camino por recorrer. Se ha pasado de concebirlo como una nómina a algo más, a relacionarlo con el éxito de las personas y de la organización. Todavía hay un camino por recorrer, porque pagar más no significa que sea lo mejor. Ahora entran en juego otros factores no dinerarios, que son mucho más valorados y que tiene que ver con las emociones y la flexibilidad.

¿Qué elementos intervienen ahora en la retención del personal?

Ahora se valoran muchísimo más temas como la flexibilidad, también los incentivos a medio y largo plazo. Antes era un vagón de doce meses viajando por diferentes países. Ahora las empresas tenemos que tener enfoques mucho más amplios porque nuestras inversiones también son plurianuales. Es necesario vincular la retribución al corazón de los negocios, al éxito de la empresa. Eso, poco a poco, se va generalizando.

'El directivo español peca todavía de humildad'

Usted, que conoce bien a los directivos, ¿qué evaluación les haría?Tenemos unos directivos intermedios extraordinarios, bien formados, a los que hay que cultivar y seguir formando. El talento aflora, pero es necesario poder movilizar a los equipos y hacer que se integren más. Hay que pasar de la piragua a la gran travesía. Más compañías de las que ellas se piensan están preparadas para expandirse, pero los directivos españoles pecan todavía de sana humildad. Es necesario no romper las reglas, sino inventarse otras para competir. Hay empresas que no son conocidas, pero en unos años van a tener un éxito extraordinario. Los pequeños entusiastas son los que al final triunfan.¿Los profesionales cada vez son más exigentes con las empresas en las que trabajan?Qué difícil es que nos seduzcan con los elementos que queremos. En las organizaciones hay oportunidades de crecimiento, y el que no las cultive no puede crear un hábitat en el que los profesionales se encuentren identificados y sean felices. Soy muy aficionado a los temas de innovación y creatividad, y es muy importante visualizar y definir cómo se quiere llegar a conseguir lo que uno quiere. Las empresas innovadoras son las que buscan las ideas que pueden llegar a convertirse en productos y servicios de éxito en el mercado. Lo importante es apoyarse en lo que uno es y no conformarse con nada. Hay que ir superando, como en el alpinismo, diferentes cotas.¿Qué meta se ha impuesto en su nuevo cargo al frente de Mercer?Yo todavía estoy en la cota 2.000, por tanto, aún me queda recorrido. Ahora estoy en fase de conocer a las 200 personas que trabajan en la compañía; las estoy conociendo una a una. Y a medio plazo me ocuparé de implantar la estrategia de la empresa, pero también a nivel global. Soy un seguidor de Leonardo da Vinci, que decía que para entender algo de verdad había que contemplar tres perspectivas diferentes. Las ideas y las perspectivas requieren trabajo. Mozart, Picasso o Rembrandt eran trabajadores incansables. Mercer es una compañía con vocación de posicionarse y de posicionar mejor a las empresas a nivel internacional.

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