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Revista de Prensa

Matrimonio de conveniencia

Dado que una plaza bursátil no tiene el valor afectivo de una marca de yogures o la notoriedad de un fabricante de trenes de alta velocidad, el proyecto de matrimonio entre Euronext y la Bolsa de Nueva York tiene pocas probabilidades de emocionar a los franceses. Ni siquiera, de hecho, a los políticos, a juzgar por el silencio que ha acogido este fin de semana este acercamiento estratégico en muchos aspectos para las empresas y los círculos financieros galos (...).

Un desinterés que no puede más que afligir a los actores para los que la Bolsa es una pieza esencial en la financiación de la economía nacional y de las empresas. Y cuya importancia hubiera justificado organizar un mercado financiero unificado en Europa.

Euronext dio el primer paso al unir las Bolsas de París, Ámsterdam, Bruselas y Lisboa. Pero una Bolsa europea necesitaba una unión entre las dos principales plazas. Euronext lo intentó. Con la Bolsa de Fráncfort por dos veces, y con la de Londres. Sin éxito. Londres exigía una dote exorbitante. La Bolsa alemana discutía sobre el domicilio conyugal. Los buenos partidos europeos subestimaron sus encantos y la Bolsa europea se fue a buscar en otra parte. Del otro lado del Atlántico (...). Le ha encontrado el encanto a su pretendiente yanqui (...).

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