El gambito del gas boliviano
Cuando Lázaro Cárdenas nacionalizó la industria del petróleo mexicana, no sólo América Latina, sino que todas las naciones pobres del mundo se alegraron. Un país pobre había afirmado con éxito su derecho sobre la riqueza en hidrocarburo de sus subsuelos (...). Pero eso era en 1938.
La nacionalización del gas boliviano esta semana por Evo Morales, presidente, tiene un elemento de la historia que se repite como una farsa. Morales (...) inevitablemente describió la toma de poder como 'histórica'. La realidad lo es menos.
A pesar de la retórica incendiaria y la utilización del ejército para proteger los yacimientos de petróleo y de gas, el plan de Morales parece ser menos una toma directa que un intento de extraer una mayor parte de los ingresos para Hacienda.
Es un riesgo. Bolivia posee la segunda mayor reserva de gas de América Latina pero necesita comercializarlo y le falta el capital y la habilidad para hacerlo. Enajenar a inversores como Petrobras de Brasil y Repsol de España, con grandes intereses en Argentina, puede aislar a Bolivia de sus principales mercados. Pero no hay nada malo en sí en intentar maximizar los impuestos (...).