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Bo Vesterdorf

'Nuestra trabajo es verificar que la CE no se extralimita en la aplicación de la ley'

Preside desde 1998 uno de los tribunales más poderosos de Europa. Sus implacables sentencias han minado la autoridad de la CE en Competencia, pero dice que no quiere suplantar a Bruselas. Sólo comprobar que no se extralimita.

Afable, sagaz y con fama de extremadamente riguroso, Bo Vesterdorf (Dinamarca, 1945), suspira con resignación ante la incansable lluvia de la primavera luxemburguesa. En su sencillo despacho de amplios ventanales, donde el mayor lujo personal es un grabado del artista belga Pierre Alechinsky, se blinda frente a cualquier alusión directa a los casos que están sub iudice en el Tribunal, sea Microsoft o el recurso de Endesa contra su negativa a conceder medidas cautelares en la opa de Gas Natural. Pero sus milimetradas palabras exudan sentido político y actualidad.

¿Cómo afronta la responsabilidad de dictar sentencias que tienen consecuencias muy serías para las compañías más grandes del mundo?

Es un gran desafío para todos los jueces de este tribunal saber que muchas de nuestras sentencias tienen un impacto económico considerable en la industria, las empresas y la sociedad en su conjunto. Por eso nos tomamos nuestro trabajo muy en serio y tratamos de cumplir el objetivo marcado cuando se creó este tribunal en 1989: tener una corte que tuviera el tiempo, los recursos y la habilidad para examinar muy detalladamente los hechos en cada caso. Y creo que hay un reconocimiento general de que eso es lo que hemos hecho durante los casi 17 años de existencia del Tribunal de Primera Instancia (TPI).

El TPI ha ganado protagonismo en competencia. En Bruselas hay quien teme que esté reemplazando a la Comisión Europa (CE) en ese área.

No lo creo. La Comisión gana la mayoría de los casos. Pero, por supuesto, pierde algunos. Lo que pasa es que en 2002, por circunstancias particulares, coincidieron los tres casos de vetos a fusiones anulados. Pero yo no diría que estamos intentando reemplazar a la CE. Sólo intentamos hacer nuestro trabajo. Verificar los hechos, garantizar que los procedimientos se siguen correctamente, que se respetan los derechos de las partes y que se cumple la ley. La CE disfruta de un amplio margen en el análisis económico de los casos, pero sin duda tiene que haber ciertos límites a esa discrecionalidad. Y debemos verificar que los respeta sin extralimitarse.

Las sentencias de 2002 fueron particularmente duras con la Comisión.

No pienso que fueran duras. Las sentencias intentaban explicar de manera clara y sin ambigüedades lo que el Tribunal pensaba que estaba mal en la tramitación de esos expedientes. Sabemos que hubo quien pensó que era un lenguaje duro. Creo que sólo era claro.

Por cierto, ¿tienen éxito los recursos contra sus sentencias?

Interesante pregunta. Porque en casi 17 daños de existencia, entre el 25 y el 30% de las sentencias del Tribunal han sido recurridas. Y de esos recursos, sólo se han modificado, como máximo, el 20% de las sentencias recurridas.

Buena marca. Cuatro de cada cinco.

Muy buena. Y ha sido siempre así, desde que se creó el Tribunal.

Usted introdujo el fast track (vía rápida) en los procedimientos de competencia. ¿Por qué?

Porque éramos muy conscientes de que algunos casos debían resolverse lo más rápido posible. Las partes, sobre todo, en el caso de fusiones, no podían esperar al ritmo normal de un procedimiento que se prolonga durante dos o tres años. Hemos demostrado que podemos resolver un caso mucho más rápidamente de lo que es habitual. En el último asunto, el de la compañía portuguesa EDP, se tardó sólo siete meses.

Pero algunas empresas quizá se ahorren negociar con la CE la autorización de la fusión y vayan directamente al Tribunal.

En el Tratado actual, la CE es la encargada de decidir. Y nuestro papel sólo es verificar si ha aplicado adecuadamente la ley. No nos corresponde tomar decisiones. Debemos esperar a que alguien plantee el caso ante el Tribunal. Sabemos que de vez en cuando alguien propone que optemos por el sistema estadounidense autorización o prohibición judicial de una fusión. Pero decidir ese cambio no corresponde a los jueces sino a los políticos. Hay gente que tiene simpatía por ese sistema. No digo que yo la tenga, digo que hay que gente que la tiene, como hay otros que piensan que nuestro sistema es el mejor.

¿Estaría usted a favor de una 'sala jurisdiccional' para Competencia?

Soy de los que piensan que, en algún momento, puede ser necesario, por la sencilla razón del incremento en el número de casos y, en particular, de los que necesitan un procedimiento rápido. Si no, puede llegar un momento en que el Tribunal, con sus vastas competencias, no pueda ya ofrecer esa vía rápida de manera eficiente. Pero hace falta reflexionarlo un poco más. Personalmente creo que sería recomendable crearla a medio plazo.

Pero la actividad d fusiones es cíclica. Puede haber años en que esa Sala no tenga trabajo.

Pero no se ocuparía sólo de fusiones, sino de todos los casos de competencia. Nuestra experiencia es que nunca ha habido una decisión de la CE sobre carteles sin recurrir. Ahora mismo tenemos pendientes 22 casos de carteles.

Competencia: 'La fantasía de un buen abogado no tiene límite'

En un momento de opas hostiles y defensas numantinas, Vesterdorf aboga por el derecho de las empresas a buscar ayuda en los tribunales. El juez comunitario cree que sus colegas nacionales están capacitados para aplicar las normas de competencia.

¿Piensa que los jueces nacionales tienen suficiente experiencia en derecho de la competencia?

Estoy convencido de que los jueces nacionales serán capaces de resolver adecuadamente los casos que se les planteen. Y si tienen alguna duda, siempre pueden dirigir una consulta prejudicial a la Corte sobre la correcta interpretación de una ley en un caso de competencia. Y en los países más grandes ganarán experiencia rápidamente.

Irán las empresas de un tribunal a otro intentando defenderse de una operación?

Seguro que las compañías con buenos abogados intentarán todos los caminos posibles para librarse de los problemas que afrontan. La fantasía de los buenos abogados no tiene límite en Europa.

A su tribunal llegan casos sobre Microsoft, Coca Cola, GE. La presión debe ser enorme.

No, realmente no. Lo único que puedo decir en este sentido es que esas compañías pueden contratar la mejor asistencia legal y tienen derecho a hacerlo. Nadie debería criticarles por eso. De hecho, eso nos ayuda a menudo a resolver mejor un caso, porque tienen muy buenos equipos jurídicos. Y afortunadamente las instituciones europeas también tienen buenos abogados para defender su posición.

Los gobiernos empiezan a quejarse de la independencia del Tribunal.

(Risas) Sí, leo los periódicos y sigo las reacciones. En términos generales, debo decir que lo correcto es que las altas instituciones se respeten entre ellas y que se permitan unas a otras hacer apropiadamente su trabajo. Es la actitud normal en democracia.

La CE quiere que empresas y particulares reclamen indemnizaciones en casos de competencia.

Me parece bien que la CE intente promover la litigación privada, sobre todo, por parte de quienes se consideran víctimas de una práctica ilegal o de un cartel. Es un buen arma en el arsenal contra actividades ilegales en competencia.

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