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El ex jefe de Disney se reinventa como presentador de televisión

Michael Eisner estrena un programa en una cadena financiera estadounidense

Es difícil parar en seco cuando se llega a la cima y bajarla es duro. De hecho hay quien se resiste a este descenso y como Warren Buffett, Karl Icahn o Summer Redstone, todos ellos octogenarios, se niegan a contemplar la jubilación. Hay otros, como Michael Eisner, que tratan de escalar otros picos.

Quien fuera el controvertido consejero delegado de Disney hasta 2005, y durante los últimos 20 años, se ha revelado contra la plácida vida del jubilado solvente y se está reinventando. A los 64 años, Eisner se ha puesto delante de una cámara, de la cadena financiera CNBC, para dirigir un programa bimensual llamado, convenientemente, Conversaciones con Eisner.

'No soy periodista, no podría hacer entrevistas, pero el objetivo es conversar', dijo antes del estreno. No es la primera vez que lo hace. Accidentalmente tomó una vez el relevo a un icono del género, Charlie Rose, y entrevistó a Barry Diller y a John Travolta. En CNBC, tomaron nota.

Frank Ghery ha diseñado para el programa un elegante escenario futurista con planchas de titanio a petición de Eisner

En su primera entrega, en la noche del martes, esto es lo que hubo en este programa grabado, una conversación entre dos personas que saben qué es ser un consejero delegado: Martha Stewart, presidenta de Omnimedia y Howard Stringer, su homólogo en Sony, aunque también estuvo Bran Ferren, un ingeniero de alta tecnología que ha trabajado para Disney.

La crítica no ha sido benévola y el primer tirón de orejas ha venido porque a Eisner se le olvidaba que no tenía que ser siempre la estrella y que tenía que hablar menos de él y dejar intervenir más al invitado. No obstante, no le han dado la estocada. Eso sí, se ha lamentado que lo que trae de su pasado sea la impaciencia, y no el espíritu incisivo que no sólo se le presume sino que muchos conocen por haber tratado durante años con él. El programa no busca titulares pero termina siendo demasiado amable.

Con Stewart, coincidieron en alabar la figura de Hillary Clinton. Además de la admiración por la senadora demócrata, descubrieron que tenían muchas cosas en común, entre ellas su estilo de microgestión.

Eisner, que en Disney se ocupaba hasta de elegir las cortinas de los hoteles, se ha llevado esta obsesión a la tele y encargó para su programa un decorado muy personal a Frank Ghery. El arquitecto lo hizo, con grandes planchas de titanio y gratis, según The Wall Street Journal. Eso a cambio de que Eisner no usara corbata. No se sabe si le ha pasado la cuenta porque Eisner no ha cumplido.

Lo que sí han pasado ya a la CNBC son los datos de audiencia. Y no son buenos. Apenas 95.000 televidentes y una caída del 21% con respecto al programa que lo precedía. Eisner y esta cadena de nicho, que no tiene una audiencia muy elevada, pero sí muy especializada y de élite, competían, por ejemplo, con Larry King en la CNN. El segmento horario en esta cadena ya ha sido cruel con sus predecesores (la periodista Tina Brown y el tenista John McEnroe). Pero en la tele están tranquilos. 'Este es un programa para una audiencia muy selecta, algo que no se puede medir', es la versión oficial.

Eisner le dijo a The New York Times que ya verían cómo iba 'y si nadie lo quiere o piensa que es bueno no lo haremos'. Habrá otras cimas que escalar.

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