Un 10% sólo en el arranque
La Bolsa ha cerrado el primer trimestre del año con una rentabilidad redonda, del 10%. Algo superior, para ser exactos. Un rendimiento, en todo caso, equivalente al que los analistas esperaban para el conjunto del año. La subida de la Bolsa, prácticamente ininterrumpida desde que en agosto de 2004 el petróleo atemorizase los mercados, ha dejado el Ibex a las puertas de los 12.000 puntos y, por tanto, del máximo histórico de marzo de 2000, que hace sólo dos años parecía una bicoca.
¿Y, ahora, qué? El comportamiento del mercado en el último par de semanas parece plantear, que no responder, esta pregunta. La Bolsa se ha instalado entre los 11.800 y los 12.000 puntos sin encontrar acicates bien para romper barreras al alza, bien para ceder posiciones por un tiempo. Y es que hay fuerzas de gran calado contrapuestas. Si por un lado los tipos de interés están subiendo -tanto en Europa como en Estados Unidos-, por otro lado esto se debe a que la economía marcha bien, mejor de lo esperado. En cualquier caso, más que la economía -que sólo preocupa a la Bolsa cuando va mal-, el principal soporte de los índices son las operaciones empresariales.
A pesar de estar cerca de máximos, las compañías están, por lo general, saneadas, generan caja y no cotizan a precios desorbitados. Lo cual, en un contexto de liquidez abundante, las convierte en objetivos de compra. Esta lógica está detrás de la fiebre de opas y fusiones del primer trimestre y los inversores, así, se resisten a vender cuando barruntan que su empresa puede ser la próxima en ser opada y ellos, los próximos en cobrar la jugosa prima que acompaña estas operaciones.
Frente a estos argumentos, los expertos apuestan por una corrección que dé algo de aire al mercado. Que permita, en definitiva, que entre dinero nuevo, pues los niveles actuales dan señales de agotamiento. Pero de nuevo entra en juego la expectativa de opas. Si la corrección puede ser como mucho del 10% -apenas nadie pone en duda el fondo positivo del mercado-, puede no merecer la pena buscar este pellizco y arriesgarse a perderse el de la opa. De ahí la falta de tendencia del mercado.
No obstante, el frágil equilibrio se ha empezado a romper por el lado de los tipos de interés. Las expectativas de alzas llevan en el mercado desde enero, pero se han agudizado de un tiempo a esta parte. Eso no sólo ha enfriado la Bolsa, sino que amenaza con dar paso a una rotación del dinero hacia los sectores o las zonas geográficas más sensibles. Un hecho que no favorece a la Bolsa española, expuesta tanto a los tipos de interés por su mayor componente constructor y de servicios como a la evolución de los mercados latinoamericanos, que tradicionalmente lo pasan mal cuando en EE UU el dinero es más caro.
La banca y la energía se presentan como las bazas más sólidas del mercado mientras el otrora sector estrella de la Bolsa, las telecos, ve cómo surge un problema tras otro. El último ha sido la decisión de la Comisión Europea de abolir las tarifas de roaming. Antes fueron las advertencias de Vodafone o France Télécom... Entre unas cosas y otras, las telecos no despegan, y la Bolsa, sobre todo el Ibex, lo nota.