Cosas que ya no son lo que eran
Siendo la economía una ciencia social, no exacta, no debería sorprender que los principios que la rigen a veces no se cumplan. De tanto observar la repetición de un comportamiento a lo largo del tiempo, es de esperar una reacción a una serie de estímulos. Pero la economía obedece a comportamientos humanos, muchas veces impredecibles, que pueden terminar por cambiar el estado de las cosas. Es decir, que lo que antes sucedía por tal o cuál razón ya no se cumple.
Un claro ejemplo es el de la curva de tipos. Históricamente, cuando la curva se mostraba levemente inclinada, con los tipos a corto más bajos que los largos, era señal de que la economía iba a crecer a ritmos moderados, que no iban a requerir abruptas subidas de tipos.
Si la curva se mostraba muy inclinada, era signo de que se avecinaba una fuerte recuperación económica después de una crisis. De la misma forma, si la curva se invertía, con los tipos a corto más altos que los largos era señal de recesión.
Pero he aquí que en Estados Unidos la curva de tipos ha llegado a invertirse levemente después de 15 subidas consecutivas de los tipos cortos sin que los economistas hayan advertido señales de recesión.
Sí que hay un mensaje cuasi oficial que habla de una cierta desaceleración para la economía, lo cual justificaría una curva tirando a plana. Pero no una curva invertida, como ha sucedido en ocasiones en los últimos meses.
La explicación es sencilla: las economías emergentes, sobre todo asiáticas, han encontrado en los bonos a largo de EE UU una vía para canalizar su liquidez y mantener sus divisas depreciadas. La demanda es tal, que los precios de los bonos suben y bajan sus tipos de interés, se podría decir que de manera artificial. Entra así en juego otra variable que afecta al comportamiento de la curva.
Y que obliga a andar con pies de plomo ante las señales del mercado. Porque pueden no indicar lo que en el pasado.