Quince síntomas para saber si una empresa pierde fuelle
Darse cuenta que una empresa no marcha como debiera al contemplar las cuentas al final del ejercicio puede ser demasiado tarde. Es mejor mirar atentamente la máquinaria empresarial para anticipar el momento en que una compañía empieza a perder fuelle. Para ayudar a los gestores en esta labor, la consultora Burson-Marsteller ha editado una guía con quince síntomas de una empresa debilitada y las claves para resolverlos.
La doctora Leslie Gaines-Ross, responsable del estudio, ha simplificado los indicadores en quince: baja moral de los empleados; procedimientos que dan más importancia a las políticas internas de la compañía que al rendimiento; el abandono de los altos ejecutivos, o que la celebridad de los directivos actúe por encima de su credibilidad.
También, que los empleados consideren a los clientes "una molestia"; que los líderes sofoquen las iniciativas de sus subordinados; los recortes de costes cuando la compañía tiene grandes beneficios; o la tendencia a que los empleados que crean problemas superen en cifra a los que los resuelven son algunas de estos síntomas que deben alarmar a cualquier ejecutivo cuando los descubra en su empresa.
Carmen Valera, de Burson-Marsteller España, explica que la lección de este estudio es que las compañías deben cuidar sus asuntos internos tanto como cuidan los externos. "Todo lo que pasa internamente asegura Valera¦mdash; puede tener un efecto inmediato e importantes consecuencias en otros ámbitos".
Porque "una sólida reputación no se forja de la noche a la mañana ni es fruto de la buena suerte", afirma Leslie Gaines-Ross. "Es el resultado de una minuciosa planificación, nutrida y gestionada como cualquier otro activo fundamental. Así, la reputación no siempre queda destruida por un único acontecimiento adverso, sino que con frecuencia va degradándose paulatinamente".
Heidi Sinclair, presidente de la consultora en Europa, da una clave más: "La inversión por parte de las compañías en la creación de un marca externa es una pérdida de recursos de valor cuando la propia empresa no vive la marca y no hay muestras de signos de salud interna en la compañía.