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'Telecos'

Alierta abandona una política que ha dejado de dar frutos

La necesidad de recursos forzó la salida a Bolsa y ahora la recompra

Dice la sentencia popular que cada día tiene su afán y esta máxima no puede ser más cierta que en el mundo de los negocios. Viajes de ida y vuelta, operaciones con marcha atrás, el cambio de rumbo está de moda y no por un capricho, sino porque mudan el momento y las necesidades.

Fue Juan Villalonga, predecesor de César Alierta en la presidencia de Telefónica, el que inauguró las segregaciones de filiales. Eran momentos de fuerte crecimiento y adquisiciones voraces y no siempre baratas, así que cada negocio debía, al menos, garantizarse sus propias reservas para la expansión.

TPI, Terra y Telefónica Móviles fueron las elegidas para vivir en solitario. La primera, porque los fondos recaudados en su salida a Bolsa eran necesarios para financiar a la matriz y las dos siguientes porque requerían inyecciones que Telefónica ya no estaba dispuesta a darles.

Las tres salidas a Bolsa fueron un éxito y cumplieron con los objetivos. Terra pudo concentrarse en una carrera de adquisiciones y Telefónica Móviles afrontó el desembarco en la telefonía móvil de tercera generación en Europa.

Ambas estrategias fracasaron, pero parte del dinero que se perdió no era de Telefónica, sino el que pusieron los accionistas que acudieron a las colocaciones. El daño para la matriz, por tanto, se tamizó.

Seis años después de estas salidas a Bolsa la situación es bien distinta. La vida bursátil de las filiales cotizadas ha dado más problemas que alegrías, pero también el negocio ha cambiado. Las colocaciones cumplieron su cometido y dieron los resultados que se esperaban; ahora se cambia el paso porque las necesidades son otras.

TPI es la única que no ha perdido su valor para el grupo: ser fuente de recursos financieros. En el siglo XX sirvió para inyectar fondos a la operadora y ahora también es esa la meta por la que Telefónica ha puesto en venta su capital, del 59,9%.

En plena compra de O2 y con la deuda a punto de duplicarse, a Telefónica no le vendrían nada mal los 2.400 millones de euros que desea embolsarse con la operación.

La importancia del ADSL

La marcha atrás de Terra se centró más en el negocio. La banda ancha se convirtió en la actividad de futuro en internet y Telefónica prefirió encomendársela a su filial de telefonía fija, suya al 100%, que a otra compartida con minoritarios. Telefónica de España concentró el grueso del ADSL y en Terra crecieron los problemas, alentados por las restricciones a la inversión impuestas en la compañía online, y eso que el dinero lo tenía en su propia tesorería.

La solución fue sacarla de Bolsa. Primero se lanzó una opa, muy contestada por los minoritarios y que tuvo poca aceptación. Luego se planteó la misma operación que ayer se anunció para Telefónica Móviles: la fusión por absorción. Hoy, Terra ha perdido buena parte de su presencia en España, pero en Latinoamérica conserva todavía matices de lo que fue.

Ahora le ha llegado el turno a Móviles. Los objetivos de su recompra se anuncian también como de negocio, por la necesidad de llegar a los clientes con una oferta completa, sin diferencias por tecnologías. Pero hay otros dos motivos que alientan la operación y ambos tienen un denominador: O2.

Fue Telefónica y no Móviles la que compró la operadora británica, en una operación que provocó la salida de Bolsa de O2. Quedaba, por tanto, una filial celular no cotizada y otra que sí lo era, así que había que ponerlas al mismo nivel. Con la recompra de Móviles se evitan posibles conflictos de intereses y se permite la integración de las dos compañías cuando sea necesario sin tener que dar demasiadas explicaciones.

El segundo aspecto es financiero. La compra de O2 ha apurado las cuentas al máximo y ha hecho que hasta el dividendo y los beneficios que se reparten entre los minoritarios de Móviles sean necesarios.

Atento y Endemol, a la cola

TPI, Terra y Móviles son tres filiales de Telefónica cuyos destinos cambian de rumbo, pero también hay otras con futuro incierto.Atento puede ser una de ellas. A Telefónica no le importaría vender su filial de centros de atención telefónica, pero tiene dos problemas. El primero es lograr el precio que desea -ha recibido ofertas, aunque ninguna ha llegado al nivel- y el segundo es la composición laboral de la filial.Endemol tampoco durará mucho tiempo en el grupo. Las ofertas sobre la compañía vuelven a plantearse y la venta es sólo cuestión de precio.

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