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La Zona Cero de Manhattan no tiene quien la reconstruya

Los plazos para acordar qué, cuándo y quién edifica el solar han pasado sin llegar a un acuerdo

En las negociaciones políticas se para el reloj cuando se quiere más tiempo para buscar compromisos. En la noche del martes, en Manhattan, el acuerdo estaba tan lejos que este simbólico gesto duró poco. Las partes implicadas en la reconstrucción de la Zona Cero se levantaron de la mesa poco después de la media noche de un día que el Gobernador de Nueva York, George Pataki, había señalado como el límite para decidir qué se hace en el solar donde antes del 11-S se levantaba el World Trade Center, quién lo hace, con qué dinero y cuándo.

Cuatro años y medio después de que el terrorismo hundiera esta zona, el famoso proyecto de la Torre de la Libertad -subproducto de un llamativo e internacional concurso- y sus alrededores sigue siendo eso, un proyecto cuya viabilidad económica está además muy cuestionada porque los alquileres de las oficinas del área están por debajo de otras de la isla.

El problema que ha ocasionado el parón en el solar más conocido del mundo es que hay muchos intereses por conciliar y nadie está realmente a cargo. Sólo Pataki se ha visto en la tesitura de erigirse en árbitro, que no líder, de la enmarañada situación.

Por un lado está la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, una sociedad que posee el terreno de 6,50 hectáreas en las que se levantaba el complejo. Por otro, Larry Silverstein, el promotor inmobiliario de 74 años, titular del alquiler por 99 años del terreno desde dos meses antes del ataque. Además hay un comité de la ciudad y el Estado que tienen que coordinar la reconstrucción, una comisión de víctimas y un alcalde, Michael Bloomberg, que ha perdido la paciencia y no ve con buenos ojos el papel de Silverstein ni sus planes para más oficinas. Bloomberg cree que en 2010 el promotor se quedará sin dinero para asumir su parte de la reconstrucción.

Pero Silverstein ya ha dado muestras de su poder al imponer el cambio en el diseño original de la Torre de la Libertad del arquitecto Daniel Libeskind, ganadora del concurso internacional, por otro de David Childs. No obstante, ahora las discusiones están en un punto en el que probablemente ni siquiera esté a cargo de la publicitada pero inexistente torre.

Cuando se rompieron las negociaciones, la Autoridad Portuaria había aceptado quedarse a cargo de este simbólico edificio al que nadie parece querer trasladarse por lo que se convierte en el proyecto menos atractivo económicamente. Además la Autoridad se haría cargo de otro de los edificios. Silverstein, se quedaría las tres torres que quedan del proyecto original, que son las más viables y estarían cerca de la terminal del tren de cercanías diseñado por Santiago Calatrava.

El desacuerdo llegó con una pregunta: ¿cómo pagar? La Autoridad reclama parte del dinero que el seguro abonó a Silverstein tras el 11S para hacerse cargo de la parte de la construcción pero el promotor no quiere divisiones de dinero y además ha pedido que no le suban el alquiler de los 107,25 millones anuales a 125,25 que ahora se baraja.

Para empezar las obras en abril, el otro plazo fijado por Pataki, tendría que pararse más el reloj pero los negociadores están cada uno por su lado.

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