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Jesús Encinar

'En España no se enseña a ser emprendedor'

Se va a convertir en un experto en burbujas. Sobrevivió a la de internet y ahora se prepara para afrontar la que se avecina, la inmobiliaria. Si algo derrocha es optimismo, aunque reconoce que en procesos de este tipo siempre pagan justos por pecadores

Gestiona Idealista.com con una comedida seriedad, sin caer en la obsesión por la cuenta de resultados. Jesús Encinar, nacido en Ávila hace 35 años, se considera ante todo un emprendedor, muchas veces incomprendido. Le ocurrió cuando finalizó sus estudios de Icade (Empresariales y Derecho) como número uno de su promoción y eligió como destino profesional una empresa de diseño en lugar de una gran multinacional.

¿Cómo se gestiona una empresa como Idealista.com y, sobre todo, cómo se sobrevive a la burbuja de internet?

De manera muy diferente a cómo se gestionan las empresas en España, que se hace de una manera muy burocrática. El problema de lo que sucede aquí parte del poco espíritu emprendedor que existe. Aquí se estudian Económicas y Empresariales, pero nadie se prepara para ser emprendedor. Te preparan para ser una pieza dentro de la empresa, pero no para la parte emprendedora. Cuando cruzo fronteras, me gusta decir que soy inventor, creador, emprendedor. En España, la gente no entiende qué es eso de emprendedor.

¿Puede explicarlo?

Siempre digo que no es otra cosa que tener una idea, buscar un equipo y ponerla en marca. Lo triste es que se suele relacionar con el pelotazo. No se considera crear una compañía como una opción válida. Si te va mal es como un estigma social. El fracaso empresarial está asociado a la estafa, y esa actitud es malísima para la economía. España es de los países con menor índice de iniciativa empresarial. Y la que existe suele ser de gente que no tiene nada que perder.

¿Por qué cree que la gente no se atreve a poner en marcha sus iniciativas?

Creo que se lo piensan mucho. Primero se adquiere formación y luego se tienen hipotecas. Es la gran barrera para la puesta en marcha de una empresa. La gente tiene prioridad por pagar una hipoteca antes que montar una compañía.

¿Qué le llevó a crear la suya?

El afán de independencia, no hacer dinero. Para mí es importante ser independiente y que las decisiones no dependan de otra persona. Quería montar una empresa con una cultura diferente. No me gusta el ambiente serio y formal. Si llenas una sala de gente con corbata, esas personas se vuelven más conservadoras, no llevan la contraria a nadie y no suelen exponer ideas creativas. La gente suele decir cosas bonitas para demostrar que es más inteligente. Me gustan las reuniones más informales y breves, de no más de 30 minutos y con un mínimo de cinco o seis personas.

Su estilo de dirección es un tanto atípico.

No es de ordeno y mando. Necesito tener grupos de gente, con objetivos y presupuesto, con un líder y con relación con otros equipos. No se trata de ser superior a nadie porque no ponemos cargos. Es como la naturaleza, en la que no hay nada sistemático y rígido, sino que casi todo es orgánico. Me gusta distribuir la empresa en células.

¿Eso qué significa?

La compañía se compone de pequeñas células autónomas, pero relacionadas entre sí. Cuando se hace grande se divide en otras. A medida que vas creciendo como empresa tienes que organizarlos así. Además es necesaria porque las estructuras jerárquicas son más caras que las que no siguen ese modelo. Entre otras cosas, te ahorras el coche y el despacho. Las estructuras más baratas son las que tienen una integración de equipos altísima. Cuando hay multidisciplinaridad, la gente coopera más, se hace más favores. Me gusta que la gente cambie de puesto cada ocho meses, es sano. La gente tiene que tener un conocimiento global de todo lo que ocurre dentro de la empresa.

'Los ejecutivos españoles son demasiado conservadores'

A Jesús Encinar le gustaría que le vieran, tanto dentro de Idealista.com como en el sector inmobiliario, como un emprendedor 'transparente'. Asegura que el trabajo de directivo no es fácil. 'Tienes problemas, sufres lo mismo que los demás. Por eso me gusta compartirlo'. Es por ello que su mesa de trabajo va mudando de un sitio a otro en la oficina. 'No tengo necesidad de reunirme con la gente porque la tengo muy cerca'.Suele trabajar de diez de la mañana a siete de la tarde, pero muy pocas veces desconecta cuando no está en la oficina. 'Siempre estoy ideando cosas y no soy de los que llego antes ni soy el último que me voy. Incluso trabajo los fines de semana', asegura Encinar, que no entiende que haya necesidad de separar el tiempo de ocio del trabajo. 'Todo forma parte de tu vida, y hay que ir integrándolo todo. Mi ocupación no es nada agobiante'.En cuanto a la gestión del tiempo, señala que es importante aplicar y hacer uso de las nuevas tecnologías de una manera racional. 'Es necesario gestionar bien las comunicaciones, saber utilizar el correo electrónico y el teléfono. Cuanto más hablas por teléfono menos te comunicas con la gente'. Asegura que si tiene que hacer alguna crítica a los directivos españoles es que 'pecan de conservadores'. Y él se niega a entrar en el club de los ejecutivos con corbata. 'Es triste que en 2006 sigamos con costumbres de mitad del siglo pasado, pero no se puede generalizar. Hay gente muy dinámica y abierta, pero también hay otros que tienen miedo a no pertenecer a la manada'.

'Los símbolos de estatus te alejan de los empleados'

¿Por qué odia tanto los símbolos de estatus, como el coche de empresa, que tanto gustan a los directivos? Porque además de caro, te aleja de tus empleados. Todos esos símbolos tienen más que ver con estructuras jerárquicas y muy poco con lo que debe ser una organización ágil, moderna, al servicio del cliente y con capacidad para adaptarse al cambio. Muchas empresas tienen ese mismo discurso, pero una vez que entras en la recepción y ves los distintos niveles de planta te das cuenta de que es todo discurso. La realidad es otra.Ha estudiado en Harvard, ¿qué se trajo de allí?Los alumnos que van a Harvard tienen fama de financieros agresivos, a los que sólo les preocupan los resultados, pero una vez que has estado allí la conclusión que sacas es muy distinta. Un 10% de los que allí están puede que sean tiburones, pero hay otros no persiguen nada de esto y otros que son santos, personas buenas y muy inteligentes que sólo buscan hacer el bien. Lo que más me sorprendió fue aprender con el método del caso.Un método que ya han adoptado todas las escuelas de negocios.Te sorprende porque es algo muy distinto a lo que has aprendido en la universidad, donde te enseñan a memorizar. Con el caso aprendes a discutir, a discutir y a que no hay una única respuesta valida. Lo que hay que gestionar es el proceso de toma de decisiones. Un equipo de personas puede tomar decisiones mucho mejor que si la toma una sola persona. Es muy positivo que haya diversidad de enfoques y de personalidades. A mí me gusta rodearme de gente muy diferente a mí, con opiniones distintas, que sea capaz de desafiarme.

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