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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La confianza alemana se refuerza

La confianza es el activo económico intangible más valioso que tiene una economía. Su existencia o no determina, como ningún otro, las decisiones de consumo, de inversión a largo plazo y de ahorro de las personas, y, por supuesto, de las empresas. No surge de la nada, sino que se configura con las decisiones estratégicas de los Gobiernos, la estabilidad de una política económica comprometida con el progreso y el concurso solidario de todos los agentes económicos. En Alemania ha estado ausente los últimos años, y ha anestesiado la actividad productiva, hasta el punto de extender la idea falsa de que el principal impulsor del euro era precisamente su primera víctima. Pero parece que los temores se despejan definitivamente: el indicador de confianza empresarial por excelencia, el elaborado por el IFO, se consolida al alza y ya marca los valores más optimistas desde 1991. Parece que este vez la recuperación va en serio.

Pese a la ausencia de datos palpables que muestren una recuperación, las expectativas de consumo de los particulares y de negocio de los empresarios divisan un horizonte despejado los próximos meses. El cambio de Gobierno, con la coalición liderada por Angela Merkel, parece haber transmitido a los ciudadanos que todo irá mejor, que se superará el lastre generado por el sobrecoste de la unificación y que se respetará razonablemente la columna vertebral del Estado de bienestar. Pero también que se harán las reformas que liberen recursos suficientes para la inversión, que se recuperará el liderazgo europeo volviendo a controlar los excesos del gasto y que Alemania volverá a ser, en definitiva, el motor de la economía europea.

Con Alemania calentando motores, EE UU a velocidad de crucero, y Japón reactivado tras 12 años de letargo, el ciclo mundial está en el buen camino. España será uno de los primeros beneficiados, porque sus exportaciones dependen en gran parte de la demanda germana. Pero el impulso de la locomotora alemana no debe ocultar que urge mejorar la competitividad.

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