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Secretos de despacho

Un remanso de paz en Spazium

Es de esos directivos que transmiten serenidad y poco estrés. No es de extrañar. El negocio al que se dedica Carlos Muñoz, economista, nacido en Alcalá de Henares hace 43 años, propugna una serie de hábitos saludables. Está al frente de Spazium, consultora dedicada a la gestión y el diseño de espacios dedicados a la relajación y belleza, y de Spa Connection, una cadena de centros de bienestar ubicada ya en el Hotel Intercontinental de Madrid y en el Crown Plaza de Estepona. Trabaja en un espacio ubicado en una elegante casa del madrileño barrio de Salamanca y decorado con elementos de la filosofía zen que invitan a la relajación y a la huida.

Asegura que le gusta estar siempre en un entorno tranquilo, que le permita meditar. 'Soy una persona un tanto solitaria, con una gran incapacidad para concentrarme cuando hay ruido. Por tanto, necesito el silencio para trabajar'. A pesar de que el resto del edificio se encuentra en obras (en los próximos meses ubicará allí un spa), la estancia da la sensación de estar siempre en calma. Su principal inquilino es de esas personas que apenas alza la voz, al menos así ocurrió durante la entrevista. 'No me gusta la dinámica a la que nos lleva el ritmo de vida que tenemos y que nos conduce a pautas de comportamiento excesivamente agresivas. Hay que buscar ratos para la paz y la tranquilidad'.

Considera que el estrés es una enfermedad preocupante, que no sólo afecta a altos ejecutivos de multinacionales, sino que tiene que ver con la velocidad acelerada del trabajo. 'Todos estamos atados al teléfono móvil, que es el principal instrumento hoy día de estrés', afirma.

'Es necesario marcar la disciplina y dedicar ciertas horas a cada uno. Hay que saber diferenciar'

A pesar de las recomendaciones y de que reconoce que no tiene un horario fijo, Muñoz dice que su jornada de trabajo no baja nunca de 10 horas diarias. 'Lo que hago es buscarme momentos de respiro. El nivel de trabajo es elevado, pero soy muy disciplinado cuando paro a descansar'. Y es que su trabajo va más allá de la puesta en marcha de los centros de relajación, se ocupa de la selección de personal y de su formación. 'Somos una compañía pequeña en pleno proceso de expansión y, en estos momentos, tenemos que echar horas y trabajar mucho'.

Lo que sí hace, con cierta regularidad, es escaparse al spa del Hotel Intercontinental de Madrid a darse un masaje. 'Es importante marcar la disciplina y dedicar ciertas horas a cada uno. Cuando lo consigues, te das cuenta de que hay cosas que pueden esperar. Lo importante es saber diferenciar'.

A Carlos Muñoz le gusta la luz natural y trabajar al aire libre. Por eso a nadie le extraña en la compañía verle con un ordenador trabajando en el jardín. 'Tengo una gran capacidad de trabajo y es una manera de evadirte. Muchas veces la rutina del día a día hace que no podamos pararnos a reflexionar en las cosas importantes'.

Su mesa de trabajo es amplia, sobre todo porque en ella siempre tiene desplegado el plano de algún proyecto. El despacho, estrenado hace unos tres meses, tiene un área dedicada a la relajación, decorada con una mesa de cuero. Alguna vez, y cuando nadie le ve, se sienta en el suelo del despacho a leer. Aunque huye de la sofisticación, sí que se considera una persona muy exigente. 'En primer lugar, lo soy conmigo mismo, aunque a veces peco de comprensivo. Me gustan las cosas bien hechas porque el cliente nos lo exige'.

Es profesor de la Universidad de Alcalá de Henares y ha trabajado en la Consejería de Economía de la Comunidad de Madrid y en la inmobiliaria Look & Find, donde era socio de una oficina, de la que se desprendió para dedicarse en cuerpo y alma al sector del bienestar.

Empapado de filosofía zen

Ha viajado mucho por Asia y a países como Alemania, Inglaterra y Austria, donde el concepto del spa está mucho más desarrollado que en España. Durante esas visitas se ha empapado de lo que se denomina filosofía zen. Esto significa, según asegura, que se ha vuelto un ejecutivo mucho más pausado y no deja que le preocupen temas que no son verdaderamente importantes. 'Estamos acostumbrados a darle valor a cosas que no lo tienen'. No por ello deja de perdonar hechos y gestos que pueden molestar a los clientes. 'Lo que puedo pasar por alto en la oficina no lo permito cuando se está delante de un cliente. En este tipo de negocio es muy importante la imagen que se ofrece y cuidar los detalles'.Carlos Muñoz asegura que el secreto está en 'ponerle alma a todo lo que se hace'. Aunque no le guarda apego a ningún objeto personal, sí que tiene muy cerca libros de feng shui y de diseño de centros de relajación. Siempre tiene en el despacho un repertorio de distintas infusiones y de tés. Y si algo le gusta es caminar por el campo y realizar, según explica en voz baja, alguna escapada con sus tres hijos, aunque para ello les haga hacer novillos en el colegio. 'Nos encanta'.

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