Un Bush debilitado
Era un George Bush debilitado el que pronunció (...) su quinto discurso sobre el estado de la Unión. La modestia de sus propuestas contrasta espectacularmente con la ambición y la seguridad de los de 2003 y 2004. Su cota de popularidad ha pasado del 57%, cuando fue reelegido, a alrededor del 40% en las últimas semanas.
El año pasado fue cruel para la Casa Blanca: el apoyo a la política en Irak se ha hundido frente al coste humano y financiero de la guerra, la desastrosa gestión del huracán Katrina ha mermado la credibilidad de la Administración, el Partido Republicano se halla enredado en escándalos financieros mientras se prepara para un año electoral crucial.
Bush no ha llevado a cabo más que un pequeño número de reformas prometidas e incluso ha cosechado un sonoro fracaso con las pensiones. La amplitud del déficit presupuestario, el gasto público de protección social y los intereses de la deuda exterior limitan considerablemente toda veleidad de reforma.
En este contexto, Bush no podía mostrarse muy deslumbrante (...). Es sin embargo la cuestión de la dependencia energética la parte más interesante de las palabras de Bush, incluso sin haber dedicado más que dos minutos y 15 segundo en un discurso de cerca de una hora.