El nuevo 'chairman'
Ben Bernanke toma hoy el relevo de Alan Greenspan al frente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). El autor repasa la trayectoria del nuevo presidente y reflexiona sobre qué cabe esperar de él durante su mandato, que nace con el anuncio de la continuidad
Ayer se jubiló Alan Greenspan como presidente del Consejo de Gobernadores de la Reserva Federal (la Fed) y del Comité de Mercado Abierto tras más de 18 años en este cargo y hoy tomará posesión su sucesor, Ben Bernanke, que era hasta su nombramiento por el presidente Bush el jefe de asesores económicos de la Casa Blanca. Este experto en política monetaria y sus canales de transmisión tiene la difícil tarea de reemplazar a una leyenda.
Bernanke tiene una trayectoria brillante y esta preparado para asumir el reto. Es bien conocido y respetado tanto en ambientes académicos como en Wall Street. Se licenció en la Universidad de Harvard en 1975 y cursó su doctorado en Economía en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachussetts (MIT). Gran parte de su trayectoria profesional ha sido en el mundo académico, donde es considerado como un fuera de serie con una gran mente teórica. Desde su graduación ha pasado más de dos décadas de profesor en algunas de las universidades más prestigiosas de EE UU, y ha sido director del departamento de Economía de la Universidad de Princeton entre 1996 y 2002. Ese año dio su salto a la Fed, donde fue gobernador hasta febrero del pasado año cuando comenzó a trabajar en la Casa Blanca.
El nombra-miento de Ben Bernan-ke augura un debate intenso en la Fed sobre la necesidad de fijar un objetivo de inflación, similar al que sigue el BCE
También se le atribuye una gran capacidad de oratoria, transparencia y claridad al expresarse. Estas cualidades marcarán la diferencia con Greenspan que se hizo famoso durante su mandato por su capacidad para articular mensajes equívocos y difíciles de interpretar y por su gran dominio de los datos. Las únicas dudas que despierta son en relación a su falta de perfil político dada su limitada experiencia política y de gobierno, y por su independencia respecto a la Casa Blanca. Sin embargo, pese a sus ideas conservadoras no se le percibe como una persona cercana a Bush.
¿Qué cabe esperar de Bernanke en la Fed? Pese a que ha anunciado continuidad con las políticas y estrategias de su predecesor, y en particular su compromiso con la contención de la inflación, Bernanke está a favor de una política monetaria más transparente y de que se establezca un objetivo de inflación, algo a lo que se oponía Greenspan que prefería un modelo más flexible. Su nombramiento augura un debate intenso en la Fed sobre la necesidad de fijar un objetivo de inflación, similar al que sigue el BCE y otros bancos centrales.
Durante el proceso de confirmación por el Senado Bernanke ratifico su preferencia por fijar un objetivo de inflación pero sostuvo que esta decisión debería ser interpretada no como un cambio de política sino como una explicación más clara de las prácticas de la Fed que tendría efectos positivos al reducir las incertidumbres sobre la política monetaria, y anclar de forma más efectiva las expectativas a largo plazo de inflación. Reconoció, sin embargo, que cualquier decisión sobre este tema sería por consenso, lo cual puede ser difícil por la oposición manifiesta de otros miembros de la Fed como Roger Ferguson y Don Kohn. Algunos economistas comparan esta estrategia al establecimiento de una nueva Línea de Maginot cuya defensa puede distraer a la Fed y limitar su flexibilidad.
El nuevo chairman tendrá que hacer frente a un a situación delicada con importantes presiones inflacionistas por la burbuja inmobiliaria, el efecto de los huracanes Katrina y Rita, y la subida de los precios del petróleo. Con la inflación al 4,7% y los tipos nominales al 4,75%, los tipos de interés reales siguen siendo casi negativos, lo cual añade más leña a una economía que está de por sí lanzada.
Las últimas actas de la Fed parecen insinuar, sin embargo, que el ciclo alcista de subida de intereses se acerca a su fin. La subida de los precios del petróleo y el enfriamiento del mercado inmobiliario, combinadas con el encarecimiento de crédito y la subida de la gasolina están produciendo una reducción de la renta disponible. Es por ello que algunos observadores apuntan que el ciclo alcista puede acabar en marzo cuando la Fed coloque los tipos en el 4,75%. Otros apuestan por junio, cuando el precio del dinero esté en el 5,25%.
Para empezar con éxito, Bernanke tendrá que establecer su credibilidad y demostrar su independencia de la Casa Blanca, desarrollar un nuevo modelo de decisiones más colegial en la Fed que reemplace el liderazgo unipersonal de Greenspan, así como definir de forma transparente los objetivos de la institución. Y tendrá que hacerlo en un contexto difícil, marcado no sólo por las presiones inflacionistas sino también por la presión de los déficit gemelos que puede desembocar en una depreciación del dólar y una subida de los tipos a largo plazo. Mucho está en juego. En sus manos están las decisiones de gestionar esta situación evitando una recesión.