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Competencias profesionales

La universidad ya no recela del mundo laboral

Los alumnos aprenderán, además de la carrera, habilidades y destrezas profesionales

El ex presidente de Hewlett-Packard (HP) Juan Soto lo vivió personalmente hace unas décadas cuando, en Ginebra, empezó a trabajar para HP una vez graduado como ingeniero de Telecomunicaciones. 'Me llevó nueve meses entender cómo es una empresa. Si en la universidad uno no experimenta las destrezas demandadas por el mercado debe desarrollarlas secuencialmente en la empresa', explica. Y eso afecta a su eficacia porque con los saberes teóricos no basta. Habilidades como 'el liderazgo, saber comunicarse, saber expresarse, trabajar en equipo, querer ser el mejor y querer ganar', entre otras, son clave, según Juan Soto, para 'poner en valor el conocimiento de los universitarios'. Por eso deben aprenderlas antes de llegar al mundo laboral. El problema es que, tradicionalmente, la educación superior y la empresa han avanzado por caminos paralelos. Pero la realidad está empezando a cambiar paulatinamente. En colaboración con Infoempleo, la Universidad de Alcalá ha puesto en marcha un programa para formar en habilidades y competencias profesionales a todos sus alumnos a lo largo de toda la carrera, con el objetivo de que logren empleo con facilidad y sean más competitivos. 'Debemos convertirlos en personas que aporten algo diferente a la sociedad', explicó el presidente de la consultora de formación Training Lab, Juan Mateo, en la jornada de presentación del programa.

'Los universitarios esperan que los saquemos de donde están. Necesitamos convertirlos en personas distintas que aporten algo diferente a la sociedad', explicó durante su intervención Juan Mateo. 'No hay que darles únicamente conocimientos técnicos. Lo más complicado es que desarrollen emociones que los hagan especiales', añadió.

En opinión de este experto, lo primero que deben mejorar los estudiantes es la 'capacidad para mantener el esfuerzo y para aplazar la recompensa. Deben saber que es necesario trabajar y trabajar para, a lo mejor, no obtener un premio inmediato'. Son las mayores incapacidades de los jóvenes y persisten en la empresa, porque, como agregó Juan Soto, 'es un error pensar que la empresa no es un producto directo de la universidad'.

La experiencia profesional de Juan Mateo lo lleva a relatar cuáles son las habilidades más requeridas por las compañías españolas. 'Con diferencia, la más demandada es el liderazgo. Las empresas quieren personas emprendedoras, con iniciativa, que se lideren por encima de todo a sí mismas. Después se da importancia al trabajo en equipo. Quien no sepa funcionar en grupo está descalificado', expone Mateo, que destaca también la 'capacidad de negociar y de gestionar conflictos y la motivación'. Señaló además que en los últimos 12 meses ha tomado mucha fuerza la comunicación completa.

Precisamente, la incomunicación es una de las causas más relevantes del estrés, según el cirujano Mario Alonso, miembro de la Academia de las Ciencias de Nueva York. 'Lo que más genera distrés (el estrés sostenido en el tiempo) es la pobre comunicación entre las personas, y también lo que nos decimos a nosotros mismos y lo que sin darnos cuenta transmitimos a los demás', argumenta. Así que hay que procurar transmitir a los universitarios 'que son valiosos, que son únicos y que son capaces de hacer una aportación valiosa a la sociedad'. Uno de los objetivos de la educación superior debe ser, por tanto, despertar la emoción y el entusiasmo.

Desarrollo

En la práctica, la Universidad de Alcalá formará a sus profesores para que después ellos trasladen estos conocimientos a los alumnos. Así resume el plan de implantación del programa la vicerrectora de Armonización Europea y Organización, Purificación Moscoso: 'En el primer año de carrera se sensibilizará a los estudiantes sobre la importancia de las habilidades. En el segundo, se desarrollará la comunicación verbal, escrita, expresión corporal, capacidad de escuchar; en tercero, se trabajarán las competencias relacionadas con la motivación orientación al logro y resistencia a la frustración, entre otras; en cuarto, las relaciones empatía, liderazgo; y en quinto, la organización trabajo en equipo, gestión de proyectos, priorización de tareas...'. Todos los alumnos recibirán esta formación y, además, los que lo deseen podrán examinarse y obtener así un certificado.

El proyecto de esta institución, aunque va un poco más lejos, aparece al mismo tiempo que uno de los servicios de Universia. Esta plataforma, que aglutina a más de 840 universidades iberoamericanas, estrenó el 1 de noviembre Certicap Universia, un programa de certificación de competencias de acción profesional que acredita los conocimientos de los alumnos en informática, idiomas y competencias participativas y personales. Los propios estudiantes son los que solicitan esta certificación, cuyo principal objetivo es allanar el camino de los recién licenciados en la búsqueda de su primer empleo. Por el momento, al proyecto se han adherido la Universidad de Oviedo, la de Vigo, la de La Coruña, la de Santiago, la Camilo José Cela de Madrid, la Internacional de Andalucía y la de León. Se trata, en definitiva, de que la educación superior descienda de las elevadas enseñanzas teóricas a otras más prácticas y terrenales. 'En las universidades occidentales hemos buscado lo bello pero no tanto lo útil. Y la empresa, que es paradigma de la utilidad, fue siempre vista con recelo desde el ámbito universitario', argumenta Juan Soto, ex presidente de Hewlett-Packard.

Lo que ocurre es que las pragmáticas empresas piden ahora no sólo conocimientos técnicos o teóricos, de los que los universitarios españoles están sobradamente dotados, según los expertos, sino habilidades tan abstractas como la capacidad para soñar y cualidades como el afecto, la humanidad y la resistencia al fracaso. Son ejemplos reales vividos por Juan Mateo, de Training Lab. ¿Y la universidad puede hacer algo al respecto? La misma pregunta se hace la directora general de la empresa de publicidad Saatchi & Saatchi, Antonella Broglia. 'Nosotros buscamos gente con ideas, que tengan intuición, inteligencia, habilidad para hacer simple lo complejo, optimismo, seguridad en sí misma, inconformismo, humanidad... ¿Se puede formar eso? ¿Se puede aprender en la universidad a tener ideas? Enseñar eso, en sentido estricto, a lo mejor no es posible. Pero inspirarlo, de alguna manera, yo creo que sí', asegura. æpermil;se es el reto.

Pasión para moldear a los estudiantes

El programa de la Universidad de Alcalá para convertir a los alumnos en los líderes del futuro pasar por formar primeramente a los profesores universitarios, ya que éstos los encargados de transmitir los conocimientos.Las habilidades no se enseñan de un modo tradicional, sino que, en opinión de Juan Soto, ex presidente de Hewlett-Packard, se aprenden mediante la 'observación, emulación y aplicación'. La relación entre los profesores y los alumnos debe ser como la de 'los maestros medievales y sus discípulos'. 'Los profesores no pueden declinar la responsabilidad de ser maestros', añade Soto.El presidente de Training Lab, Juan Mateo, considera que 'sin disfrute no hay posibilidad de realización profesional' ni de aprendizaje, y en el mismo sentido se manifiesta Santiago Álvarez de Mon, profesor de Dirección de Personas en las Organizaciones del IESE, que en la presentación del programa de la Universidad de Alcalá instó a los profesores a 'abrazar la diversión'. 'Tenemos que reivindicar la pasión. Las empresas no ganan más porque se aburren, los alumnos no aprenden más porque se aburren', dijo. 'La educación no consiste sólo en transferir conocimiento, sino en extraer el talento que toda persona atesora en su interior. El oficio de profesor no sólo tiene que ver con la razón, sino también con el corazón', añadió. Y con la humildad: 'No puedo ser maestro si no me siento discípulo'.Una idea similar defendió el profesor del Instituto de Empresa José Mario Álvarez de Novales, quien manifestó que los educadores deben dejar de considerarse el 'centro del universo' y enseñar a los alumnos a que utilicen correctamente y con criterio otras fuentes de información, como las nuevas tecnologías.

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