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Comercio exterior

China triplica el superávit comercial en un sólo año

El superávit comercial de China superó el año pasado los 100.000 millones de dólares, tres veces más que en 2004. El país se consolida así como tercer mayor bloque comercial del mundo, sólo superado por la Unión Europea y Estados Unidos.

El gigante asiático avanza imparable. Su exponencial influencia en el comercio internacional quedó clara con los datos de aduanas publicados ayer por el Gobierno de Pekín: China logró en 2005 un superávit comercial de 102.000 millones de dólares (84.000 millones de euros), tres veces más que en el año anterior. El impresionante crecimiento del producto interior bruto -creció un 9,2% de media entre 1995 y 2004- sigue tirando de las importaciones, un 17,6% en el último año, pero el avance de las ventas al exterior es mucho más veloz. Las exportaciones alcanzaron los 762.000 millones de dólares en 2005, un 28% más que el año anterior.

Según una nota difundida ayer por el Ministerio de Comercio, la Unión Europea sigue siendo el mayor socio comercial del país, después de que los intercambios entre ambos bloques creciesen un 23,6% interanual hasta noviembre. La nota destaca la creciente intensidad tecnológica de los productos exportados por el país, y el hecho de que varias empresas europeas han llevado a China sus departamentos de I+D, 'donde los costes de mano de obra y tierras son más bajos'.

Las ventajas competitivas chinas son claras: una mano de obra con remuneración irrisoria frente a los estándares occidentales y una capacidad técnica para fabricar prácticamente cualquier producto con niveles de sofisticación cada vez mayores. Ambos aspectos han suscitado las quejas de otros miembros de la Organización Mundial del Comercio, que acusan a Pekín de dumping -venta a precio inferior al de coste- y vulneración de los derechos de propiedad intelectual. La semana pasada, una histórica sentencia de un tribunal pequinés condenó a un centro comercial por permitir la venta de productos pirateados. Aun así, los avances en este sentido son escasos. Desde que China ingresó en la OMC, hace ahora cuatro años, sus exportaciones han crecido de media un 30% anual. Europa y EE UU han tratado infructuosamente de ponerle diques a ese mar, como ha sucedido en el sector textil: ambos bloques han restablecido contingentes temporales, sólo meses después de que la OMC suprimiese el sistema de cuotas. Pese a ello, el porcentaje de las exportaciones chinas en ese sector que tiene como destino la UE o EE UU creció en 2005 del 25% al 34%.

El director gerente del Fondo Monetario Internacional, Rodrigo Rato, ha señalado en varias ocasiones que el desequilibrio comercial existente entre Estados Unidos y China supone, junto al precio del crudo y el déficit presupuestario de la primera potencia, el mayor riesgo de desestabilización de la economía mundial. Como parte de la solución, se sigue pidiendo a Pekín que flexibilice su moneda, el yuan, muy ligado a la cotización del dólar, lo que permite una infravaloración que facilita las exportaciones. El Banco Popular de China decidió revaluarlo un 2,1% en julio, y hacerlo flotar desde entonces contra una cesta de divisas, pero la medida no ha moderado los desequilibrios. Según Bloomberg, Estados Unidos baraja la posibilidad de imponer nuevas tarifas a las importaciones chinas para contrarrestar su creciente déficit bilateral.

Pekín acaba de revisar el PIB del país, para situarlo un 17% más alto de lo estimado hasta ahora. Con cerca de dos billones de dólares, China será en pocos meses la cuarta mayor economía del mundo. El gigante sigue creciendo.

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