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Modelo de financiación

ERC y CiU se resisten a excluir el modelo de financiación del Estatuto

La coincidencia en que debe haber acuerdo es el principal denominador común en la negociación que el tripartito catalán y CiU mantienen con el Gobierno para reformar el Estatuto. El punto de fricción fundamental se sitúa en el modelo de financiación, que Economía quiere sacar del Estatuto para llevarlo a la Ley Orgánica de Financiación de las Comunidades Autónomas (Lofca), ofreciendo como compensación la mejora de las inversiones estatales en Cataluña.

En la negociación contrarreloj que mantienen las tres fuerzas del tripartito y CiU con el Gobierno, se ha constatado la gran distancia que existe entre los dos modelos de financiación en liza. Ayer lo explicaba en el Congreso un miembro del equipo negociador del PSOE. 'Frente a la pretensión de recaudar todos los impuestos, devolver al Estado una parte y decidir la aportación en concepto de solidaridad, nosotros proponemos que cada parte recaude lo suyo y que haya una redistribución equitativa y solidaria de los recursos'. Ante estos dos modelos antagónicos, alcanzar el punto de equilibrio no va a resultar sencillo, admitían ayer fuentes de las formaciones implicadas en la negociación, sobre todo por la resistencia de Esquerra Republicana y CiU a renunciar a la incorporación del modelo de financiación en el Estatuto y a la firmeza con la que desde el Gobierno se defiende su traslado a la Lofca con el concurso de las 15 comunidades afectadas.

En el modelo de financiación vigente, las comunidades se nutren de los impuestos que les han sido totalmente cedidos, de los cuales ingresan el 100% de la recaudación, y de los tributos compartidos en los que el Estado ha cedido sólo parte de los ingresos. La financiación adicional se encauza a través del Fondo de Suficiencia, que cubre la diferencia entre las necesidades de gasto de cada comunidad y su capacidad fiscal, las transferencias sanitarias, las asignaciones de nivelación, que garantizan la prestación de los servicios básicos, y el Fondo de Compensación Interterritorial, pensado para compensar a las comunidades más pobres. Esquerra Republicana y CiU temen que si el nuevo modelo de financiación se traslada a la Lofca y del Estatuto se excluyen los límites que operan para Cataluña a la hora de contribuir a la solidaridad con el resto del Estado, queden en papel mojado los avances que se consigan a través del aumento de la capacidad normativa y de la cesión de impuestos.

En una conversación informal con periodistas, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero enfatizó ayer la necesidad de sacar del Estatuto los mecanismos de solidaridad para que éstos sean reformados a partir de enero por el conjunto de las comunidades en el Consejo de Política Fiscal. Para compensar la posible cesión del tripartito catalán y de CiU en este terreno, el Gobierno ha incorporado a la negociación el posible aumento de las inversiones estatales en Cataluña, que en los Presupuestos del Estado para 2006 llegan al 18%.

El Ejecutivo ha hecho saber también a los negociadores que está dispuesto a promover una ambiciosa reforma de la Lofca para favorecer la financiación de Cataluña, pero que en ningún caso accedería a aceptar una reforma de la Constitución por esta vía. En este sentido, la pretensión de los grupos nacionalistas de que el Estatuto prevalezca desde el punto de vista normativo sobre la Lofca parece condenada al fracaso.

El portavoz del Grupo Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, avanzó ayer la disposición del Gobierno a conceder más capacidad normativa y mayor capacidad recaudatoria y de gestión a las comunidades, pero señaló como límite infranqueable que el sistema sea aplicable al conjunto de las comunidades 'porque lo que es multilateral no se puede negociar bilateralmente'.

El ritual de la negociación elegido por los partidos que integran el tripartito catalán y CiU está resultando incómodo para el Gobierno, no sólo por las filtraciones periodísticas y la escenificación, en parte, de los desacuerdos, sino también por los intereses enfrentados que confluyen en el proceso. Mientras CiU se niega a afrontar una negociación conjunta, ERC e IC temen por la unidad de acción que sí se logró en Cataluña.

Cava catalán para Montilla a cuenta de Puigcercós

El pasado lunes por la noche, los diputados que participaron en la negociación con el Gobierno lucían el rostro cansado, pues fueron muchas horas de reuniones, de idas y venidas y de intentos de sortear a los periodistas. Dos de los negociadores de ERC, Joan Puigcercós y Carles Bonet, se acercaron a cenar a un restaurante cercano al Congreso y se encontraron con una sorpresa. Uno de los camareros, convencido de que eran 'catalanes', les condujo sin mediar palabra a un reservado donde descubrieron sentados en torno a la misma mesa al ministro de Industria y primer secretario del PSC, José Montilla; al secretario de Estado de Hacienda, Miguel Ángel Fernández Ordóñez; al secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Francisco Caamaño; al portavoz del Grupo Socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, y al resto del equipo negociador del Gobierno. Para este último no había terminado la jornada: se trataba de trasladar a los representantes del Partido de los Socialistas de Cataluña el resultado de la ronda de contactos con ERC, CiU e IC para ordenar ideas y preparar la negociación que ayer continuó contrarreloj a diferentes bandas con la participación del propio Montilla.Puigcercós tuvo un detalle con los representantes del Gobierno y del PSOE y a los postres les invitó a cava. La anécdota da buena cuenta de que las tensiones vividas durante la dura jornada no estaban reñidas con la relación cordial que media entre las partes.

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