Las transferencias internacionales se abonarán en un día
Bruselas aprobó ayer un proyecto de directiva que intenta superar las demarcaciones nacionales de los sistemas de transferencias bancarias. La nueva ley establece que las órdenes electrónicas de pago en toda la UE se ejecuten en 24 horas, aunque sean de un país a otro, a partir de 2010.
La directiva presentada por el comisario europeo de Mercado Interior, Charlie McCreevy, crea el marco legal para la integración de las infraestructuras técnicas que las entidades financieras han puesto en marcha en la zona euro.
La Comisión, sin embargo, quiere que el proyecto legislativo sirva de acicate para que las patronales bancarias cumplan el plazo del 31 de diciembre de 2010 que se autoconcedieron para unificar los sistemas electrónicos de pago en los 12 países de la unión monetaria.
Y McCreevy advierte que no descarta nuevas iniciativas para obligar a las entidades a acelerar las inversiones necesarias. La Federación bancaria europea (FBE) encajó ayer con aplomo estas amenazas.
El BCE cree que la primera fase del sistema único de pagos debería estar en marcha en 2008
'La propuesta ha ganado sustancialmente en claridad respecto a los borradores anteriores', se congratuló la patronal en un comunicado. Y recordó que 'en un esfuerzo conjunto, los bancos europeos están trabajando para crear un área única de pagos en la zona Euro'. 'Si no presionamos, nunca tendremos ese área', desconfía McCreevy de las promesas de un sector que mantiene la fragmentación del mercado de pagos al por menor siete años después de que arrancara el euro.
Aún así, la Comisión se muestra más comprensiva con el sector que el Banco Central Europeo. Bruselas ofrece de plazo hasta 2010 para reducir a 24 horas el tiempo de ejecución de una orden electrónica de pago en toda la UE, con independencia de que se haga de un país a otro o no. Hasta entonces, podrán ejecutarlas en un plazo de tres días.
El BCE cree que en 2008 como muy tarde los ciudadanos europeos deberían poder 'realizar pagos a cualquier punto de la zona euro desde una cuenta bancaria única (...) con la misma facilidad y seguridad que existe en la actualidad en el ámbito nacional'. En una segunda fase, Fráncfort aboga por la supresión de los sistemas nacionales de pago.
Ambas instituciones coinciden en que la inversión necesaria redundará en beneficio tanto de los bancos como de sus clientes. La CE calcula que el anacronismo del actual sistema nacional de pagos cuesta a la economía el equivalente al 2% del PIB de la Unión. 'Pero son los propios bancos los que soportan la mayor parte de ese coste', señala la CE.
Bruselas también lamenta que 'resulta casi imposible domiciliar un pago de un país a otro'. Y constata con inquietud que, siete años después del estreno del euro, sólo un 3% los pagos electrónicos son transfronterizos. Bruselas cree que un sistema único de pagos podría ahorrar a las empresas 100.000 millones al año.
Siete años de enfrentamiento
El lanzamiento del euro en 1999 marcó el inicio de un curioso conflicto entre las patronales del sector bancario y la Comisión Europea. Bruselas sospecha que el sector está demorando la integración de los mercados para mantener sus feudos nacionales a costa de ofrecer menos servicios, y más caros, a los clientes.La CE tuvo que forzar por vía reglamentaria a equiparar el coste de las transferencias nacionales y transfronterizas una vez que había desaparecido el riesgo del tipo de cambio. Pero aún hoy, recibe numerosas quejas sobre la aplicación de tarifas abusivas aprovechando los resquicios legales de aquel reglamento.Ahora la Comisión intenta acelerar el ritmo de las inversiones para integrar el sistema electrónico de pagos (tarjetas, domiciliaciones, transferencias, etc.). Y frente al lamento del sector sobre el coste de la nueva directiva, el comisario europeo de Mercado Interior, Charlie McCreevy, recordó ayer lo obvio: 'la directiva no está hecha pensando sólo en las entidades, sino también en los ciudadanos que tienen derecho a un sistema de pagos más rápido y más barato'.