El Brasil desconocido
La administración prudente del ex presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso trajo durante su mandato la estabilidad a la economía brasileña, y ésta no se truncó con la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva, en contra de lo que algunos pronosticaron. Se ha cumplido el axioma de que la alternancia política es buena para todo país, y mucho mejor si se hace con coherencia y sentido de Estado.
Pero si el Partido de los Trabajadores (PT) quiere continuar ejerciendo en Brasil una administración responsable en el ámbito estatal, como hasta ahora viene haciéndolo en los Gobiernos locales donde se ha ganado una reputación de honradez, el Gobierno debe luchar con todas sus fuerzas contra la corrupción y virar su política, convirtiéndose en un país socialdemócrata, moderno, de la tercera vía, con un gasto social más eficaz, eliminando derroches de la Administración pública y manteniendo la autonomía del Banco Central.
Con ello, Brasil continuará siendo el principal destino de las inversiones de muchos países, entre ellos de España, ya que presenta en la actualidad los fundamentos macroeconómicos adecuados para que las inversiones extranjeras se dupliquen, además de contar para la tranquilidad de los inversores con las mejores prácticas del buen gobierno corporativo del hemisferio Sur (basta mencionar el Novo Mercado, de Bovespa, o las aportaciones de la sociedad civil IBGC).
Pero además de los magníficos datos económicos hay otros temas más sociales, pero no por ello menos importantes, que nos ilustran mejor sobre lo que es ese gran país. Algunos de ellos son muy poco conocidos y otros han sido indicados por la consultora Antropos Consulting.
Así, ¿sabían ustedes que Brasil es el país con mayor éxito en el combate contra el sida? También es el único país del hemisferio Sur que participa en el Proyecto Genoma.
En el ámbito de las tecnologías de la comunicación y la información, los internautas brasileños representan el 40% del mercado de América Latina. Y el mercado de teléfonos móviles es el segundo del mundo, mientras en telefonía fija ocupa la quinta posición mundial en líneas instaladas.
De los niños y adolescentes, entre los 6 y 14 años, el 97,3% están estudiando y Brasil es uno de los países donde antes comienza la escolarización de la infancia.
En el ámbito industrial, Brasil es la octava potencia del mundo. También es destacable que las empresas brasileñas poseen el mayor numero de certificados de calidad ISO 9000 de los países en vías de desarrollo.
El gigante sudamericano es el segundo mayor mercado mundial de jets y helicópteros para ejecutivos. Mientras, el mercado editorial es mayor que el de muchos países europeos, líderes, con mas de 50.000 títulos publicados cada año.
El sistema bancario brasileño destaca por su modernidad, gracias a la cual los cheques se compensan en menos de doce horas, a pesar de que el país tiene el tamaño de un continente y ocupa 16,5 veces la superficie de España.
En el campo de la publicidad, el trabajo de varias agencias brasileñas ha sido reconocido con los mejores premios mundiales.
Y la solidaridad no es tampoco un elemento que queda de lado. Mas del 70% de los brasileños, pobres o ricos, dedican una parte considerable de su tiempo a trabajos de voluntariado.
En materia política, Brasil destaca por ser la mayor democracia latinoamericana y, a pesar de algunas corruptelas, de las que se habla últimamente, el Congreso sanciona a sus propios miembros. Algo que rara vez ocurre en algunos países de los llamados civilizados.
El pueblo brasileño es un pueblo hospitalario que se esfuerza para hablar la lengua de sus turistas. Y ante la adversidad, hace chistes de sus propias desgracias. Así se enfrenta a los disgustos con espíritu de superación y, a veces, a ritmo de samba... En suma, es un pueblo que posee la magia, rara hoy en día, de unir fraternalmente todas las razas y todos los credos.
Todo esto es Brasil, un país que, además de su fútbol, sus playas, su arquitectura, su alegría y su cultura, preserva un enorme potencial social, humano, económico y cultural que está ansioso de ser descubierto.