Algunas consideraciones sobre la metodología del estudio
La consolidación del Merco conlleva implícitamente la de una metodología que cada año afronta nuevos retos, manteniendo las constantes que desde su lanzamiento han demostrado su validez. En este artículo me voy a centrar en responder a algunas consideraciones o sugerencias que realizan los directivos que rellenan año tras año el cuestionario Merco. Una de las sugerencias más habituales es que a la hora de elegir las empresas con mejor reputación, se proporcionara una lista de empresas que pudiera facilitar a los directivos la cumplimentación del cuestionario. Pero esta lista plantearía un problema difícilmente resoluble: ¿qué empresas deben aparecer? Si incluimos las del ranking del año anterior, se nos podría acusar de 'inmovilistas', y si utilizamos otro criterio se podría argumentar que cuestionamos nuestro propio ranking y que penalizamos a determinadas empresas.
En base a lo anterior, lo mejor es que cada directivo trabaje desde su información, aún con el riesgo de que olvide empresas que pudiera haber incluido; pero con la seguridad de que se recoge su opinión personal sin ningún condicionamiento previo.
Otra de las cuestiones es si se debe o no permitir que se incluya a la propia empresa entre las diez con mejor reputación corporativa. En este punto el Merco se sitúa en una opción intermedia. No permitir que se incluya a la empresa supone primar a los que no cumplimentan los cuestionarios, ya que se verían beneficiados por los votos de los directivos de la competencia sin que hubiera reciprocidad. Por otro lado, permitir la votación a sí mismos podría abrir la puerta a posibles suspicacias y a tensiones en la muestra.
Ante los dos extremos señalados entendemos que cabe una propuesta intermedia que no penalice a los que contesten y que no de lugar a instrumentalizaciones: Los 'votos propios' son recogidos en una pregunta aparte que tiene un tratamiento diferenciado. Se considera la posición que habría ocupado la empresa del directivo en caso de haberla podido incluir entre las diez mejores pero no tiene el peso que tienen las menciones ajenas a la hora de confeccionar el ranking. La exigencia de que los cuestionarios estén perfectamente identificados para ser válidos es una garantía de control en los 'votos propios'.
Como investigadores no queremos que un alto directivo renuncie a su propio criterio en un cuestionario individual y secreto para lograr que la empresa en la que trabaja suba algún puesto en el ranking, pero asumimos que el riesgo de instrumentalizar las respuestas existe si la percepción mayoritaria es esa. Otra de las preguntas más habituales se refiere a los criterios para establecer el número de personas por empresa que pueden contestar al Merco. Hay un criterio general que establece que sólo pueden responder los miembros del comité de dirección de empresas que facturen más de cincuenta millones de euros, pero este criterio no homogeniza el número de respuestas por empresa. A priori los que realizamos el Merco no podemos hacer exclusiones y determinar en un envío nominativo quién contesta o quién no, pero si podemos establecer criterios de ponderación para que las empresas con un comité de dirección grande no tengan ventajas adicionales. Es importante destacar que en ningún caso el criterio de ponderación beneficia a las empresas cuyos directivos no se animan a contestar al Merco.
También es frecuente que se pregunte por el peso de cada evaluación a la hora de realizar el ranking. El criterio general es que las tres grandes evaluaciones, general, sectorial y de expertos, se repartan con proporciones parecidas el grueso de la valoración, dejando en un cuarto lugar a la evaluación directa. Pero este criterio es imprescindible ajustarlo ya que las diferencias sectoriales (sectores con pocas empresas, sectores con pocas respuestas, etc.) hacen imposible aplicar criterios homogéneos. No obstante, el crecimiento del Merco facilita cada vez más una ponderación lineal por evaluación. Desde el principio nuestra apuesta es que los procedimientos de cálculos sean automáticos, los criterios homogéneos y el proceso esté sometido a algún tipo de verificación externa, y estamos muy cerca de conseguirlo. Por otra parte, la evaluación de los grupos de expertos cuenta con una ponderación proporcional a la importancia que los directivos dan a las variables que aquellos valoran.
El reto de tener una metodología mejor cada año es un compromiso y una respuesta de agradecimiento a todos los que hacen posible con sus cuestionarios que el Merco haya alcanzado el nivel de reconocimiento y de credibilidad que tiene.